La tarde del domingo 4 de febrero, Juan caminaba junto con otros dos amigos por las calles de la colonia Centro, en la delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México.
A Juan se le hizo fácil pasar a la tienda y comprar una bebida alcohólica enlatada y tomarla en la calle mientras caminaba con sus amigos.
“Se me hizo fácil pasar a la tienda y comprar una bebida alcohólica enlatada y tomarla en la calle mientras caminaba con dos de mis amigos y cuando estaba a punto de terminar la bebida, una persona indigente me dijo oye el último trago de tu lata y se lo di”, testificó Juan.
Metros adelante, el joven de 28 años fue interceptado por tres policías de la Ciudad de México.
“Se acerca un policía y me dice que yo estaba bebiendo en la vía pública, cosa que sí es verdad, pero, la lata la tenía el indigente, el policía se la pide porque necesitaba la prueba, porque necesitaba proceder en contra mía y llamó a unidades de refuerzo, llegó una patrulla, llegaron más policías”, dijo Juan.
En total, seis policías lo rodearon y lo estuvieron interrogando durante media hora.
“Estaba cerca de un lugar en donde sí se sabe que hay distribución al menudeo de drogas, prostitución, entonces cuando la policía se te acerca porque tienes una lata de bebida alcohólica en la mano y te tratan peor que la gente que distribuye droga”, comentó Juan.
Uno de los policías le aseguró que lo llevarían ante un Ministerio Público porque había cometido un delito, pero al final lo subieron a una patrulla y lo trasladaron ante un Juez Cívico.
Juan detalló que uno de los policías le dijo que pudieron haber negociado, pero ya había pedido la unidad.
En la Ciudad de México, de 2010 a 2017, fueron remitidas al Juzgado Cívico, 268 mil 218 personas que violaron el artículo 25, Fracción V de la Ley de Cultura Cívica que prohíbe ingerir bebidas alcohólicas en lugares públicos no autorizados.
La sanción por esta falta es una multa que va de los mil 585.29 a dos mil 264.7 pesos o arresto de 25 a 36 horas; Juan tuvo que pagar mil 600 de multa.
“Me parece que el procedimiento tendría que ser distinto porque una falta administrativa efectivamente no es un delito, entonces no tendrían que hacerlo sentir a uno como un delincuente”.
Con información de Arely Melo
LSH
