CRIMEN Y SEGURIDAD

Hallan muerta a sobrina de Fidel Castro en Coyoacán, CDMX

La procuradora capitalina, Ernestina Godoy, confirmó que una sobrina del expresidente de Cuba, Fidel Castro, fue hallada muerta en un domicilio de Coyoacán el jueves pasado, por lo que se inició una investigación.

En breve entrevista con medios de comunicación, la titular de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) refirió que se trata de Llygani Lomelí Castro, de 57 años de edad.

La funcionaria del gobierno capitalino detalló que la mujer, hija de una hermana del exmandatario cubano, tenía un padecimiento psicológico y se quitó la vida, y que ya se abrió una carpeta de investigación.

LAS ‘CONFLICTIVAS’ Y ‘CONVENIENTES’ RELACIONES ENTRE MÉXICO, CUBA Y ESTADOS UNIDOS

El devenir de los días trajo los muñecos de todos aquellos altos dignatarios. Muñecos a medida, perfectos y relucientes. Tan perfectos que como en el caso del señor presidente, ellos también se insultaron y abofetearon a sí mismos

Virgilio Piñera, “El muñeco”, 1946.

En un relato que el escritor cubano Virgilio Piñera no pudo publicar en vida, se cuenta el terrible declive de un presidente que termina por convertirse en muñeco del muñeco que se supone debía sustituirlo en los actos oficiales.

Un inventor de artefactos mecánicos le propone al presidente eternizarse en el poder sin la necesidad de saludar dignatarios, besar bebés y dar órdenes monótonas. El muñeco que lo sustituiría le dejaría tiempo para dedicarse a las cosas que realmente importan. Pero en esas cosas no está el poder. Al final del cuento, el presidente se confunde con su muñeco, y el autómata de goma asume el mando del país y deja al presidente original en la condición de muñeco decorativo.

Después de todo, ¿qué es un presidente si no “mecánicos actos oficiales”?

La historia de la relación diplomática entre México y Cuba es así, como la historia de muñecos de goma mal programados, o demasiado teledirigidos. Les dirán que ambos países comparten un pasado glorioso de cultura en común.

Lo cierto es que se sabotean a la primera oportunidad que tienen, pero con discreción: se odian y se aman. En Cuba se planeó la contra-insurgencia que fracasaría en detener la independencia de México; y en México se planeó la Revolución que instalaría el régimen dictatorial marxista-leninista, en la isla, desde 1959.

Los gobiernos priistas se abstuvieron de condenar las violaciones de Derechos Humanos del régimen de Fidel Castro, y él, amablemente, se abstuvo de comentar las brutales represiones a comunistas y militantes de izquierda mexicanos en 1968 y 1971. Les dirán que México defendió la Revolución Cubana con su política exterior “independiente” de los Estados Unidos. Aunque es más plausible confiar en los documentos desclasificados de inteligencia que sugieren que lo hacía para espiar al régimen de Castro y entregarles cuentas a los estadounidenses.

Con información de Notimex

HVI