Migrantes diversifican sus rutas para evadir retenes

Los migrantes también se quejan del trato que reciben por parte de elementos de la Policía Federal

Mientras los migrantes siguen diversificando sus rutas, algunos han optado por viajar por ríos y mar para  evadir los retenes de migración.

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Para evitar los patrullajes y retenes antimigrantes, el hondureño Nicolás, de 22 años de edad, avanza a bordo de lanchas por los ríos mexicanos, rumbo al norte del país.

Afirma que los polleros cobran 600 migrantes a cada migrante desde la ruta fluvial que va de El Naranjo, en Guatemala, a El Águila, en Tabasco. De ahí, por otro monto similar, son trasladados vía terrestre a Tenosique, donde siguen por el río Usumacinta.

Varado desde hace tres semanas en Coatzacoalcos, donde se han intensificado los operativos, Nicolás muestra la ruta que tomará de las barrillas a Jicacal. Ahí los traficantes de personas lo transportarán por el mar a Punta Roca Partida. Otra ruta, también por un costo de 600 pesos, consiste en abordar pequeñas lanchas pesqueras hasta Catemaco.

Le caen a uno los pescadores y ellos mismos le dicen a uno ‘te llevamos por tanto, cobramos tanto por cabeza’, uno va conociendo esto, poco a poco”, dijo  Nicolás.

Antes, sin problema, los migrantes tomaban autobuses de la población fronteriza El Ceibo y se adentraban en territorio mexicano.

Ante la contención de centroamericanos y pese al riesgo, los viajes por ríos y el mar, controlados por el crimen organizado, son los trayectos que ahora toman mayor fuerza.

Así como están las cosas ahorita preferí no arriesgarme, no son lanchas seguras,  son como balsas que le ponen motores, y en muchos casos se ha dado que se dan vuelta y hay mucha gente ahogada”, comentó José Luis, migrante hondureño.

Miembros de la Casa del Migrante en la entidad advierten que el despliegue de retenes y operativos no han disminuido el flujo de migrantes por Coatzacoalcos.

El tránsito de migrantes sigue en el mismo nivel en cuanto a cantidad de personas que vienen transitando”, señaló Joel Ireta Munguía, de la Casa del Migrante de la Diócesis de Coatzacoalcos.

Jesús Hernández, de 35 años de edad, quien partió de Honduras en abril pasado, asegura que durante las últimas dos semanas ha padecido las agresiones de la Policía Federal.

“Esta policía que está en las estaciones, en los caminos, y las patrullas, lo tratan a uno como un animal”, dijo Jesús.

Con información de En Punto

LHE