CRIMEN Y SEGURIDAD

Oriana Fallaci, testigo y víctima de la masacre del 68

La periodista italiana Oriana Fallaci se convirtió en una de las víctimas de la represión gubernamental contra el movimiento estudiantil el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlateloloco, Ciudad de México.

El diario italiano L’Europeo envío a la periodista, corresponsal de guerra, a cubrir las manifestaciones estudiantiles en México, país que se preparaba para celebrar como anfitrión los Juegos Olímpicos.

Fallaci siguió las protestas de los estudiantes, que durante días llenaron las calles exigiendo diálogo al gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz y la libertad de presos políticos, entre otros puntos.

Los estudiantes estaban representados por el Consejo Nacional de Huelga y los líderes de éste invitaron a la periodista a asistir a un mitin que tendría lugar el 2 de octubre en Tlatelolco.

De esta forma, la enviada de L’Europeo se dirigió ese día al edificio Chihuahua de la unidad habitacional Tlatelolco, en donde se reunió con varios líderes del movimiento.

Ahí, a unos metros de la Plaza de las Tres Culturas, la corresponsal de guerra habría de vivir en carne propia la represión contra el movimiento estudiantil.

Oriana Fallaci y su intérprete quedaron en medio del tiroteo. (AP, archivo)

La experiencia durante su trabajo periodístico en la guerra de Vietnam le valió para saber que las bengalas, lanzadas desde un helicóptero, eran el indicativo de que habría un operativo para frenar la protesta.

Como cientos de los ahí presentes, no tuvo tiempo de reaccionar y de ponerse a salvo, en segundos empezaron los disparos y comenzó la masacre.

En ese momento, un helicóptero apareció sobre la plaza, bajando, bajando. Unos segundos después, lanzó dos luces verdes en medio de la multitud. Yo grité: ‘Muchachos, algo malo va a pasar. Ellos han lanzado luces. Me contestaron: ‘Vamos, usted no está en Vietnam. Pero yo repliqué: ‘En Vietnam, cuando un helicóptero arroja luces, es porque desean ubicar el sitio a bombardear”.

“No más de tres segundos después, escuchamos el fuerte ruido de carros militares acercándose y estacionándose alrededor de los lados de la plaza. Los soldados saltaron con su ametralladora y abrieron inmediatamente. No al

aire, como para amedrentar, sino contra la gente. En seguida, nos dimos cuenta que en los tejidos había más soldados con ametralladora y pistolas automáticas. Habían estado ocultos. Me helé. Sócrates, el muchacho que tenía el micrófono, gritaba: ¡Compañeros, no corran no se asusten. Es una provocación. Quieren atemorizarnos. No corran!”, narró Fallaci en un relato publicado el 12 de noviembre por la revista Look.

La noche del 2 de octubre, Fallaci fue sometida por el Batallón Olimpia y resultó herida en la espalda con tres impactos de bala.

Oriana Fallaci durante su traslado en ambulancia. (AP, archivo)

Aunque estaba amedrentada por la Policía, me fui moviendo centímetro a centímetro, hasta desplazarme como medio metro. Al mismo tiempo, escuché una gran explosión, que me recordó a Vietnam, y era la ametralladora de un helicóptero. i Lo conozco! Es un sonido especial. De repente sentí una cosa terrible, como piedras o navajas golpeándome dos veces en la pierna y una en la espalda, del lado derecho”, narró según lo publicado por Look.

Durante largos minutos permaneció en medio de su propia sangre y, creyéndola muerta, fue trasladada a la morgue, apilada junto con los cadáveres de algunos de los estudiantes masacrados por las fuerzas del gobierno de Díaz Ordaz.

Poco después sería trasladada al Hospital Francés donde fue intervenida quirúrgicamente.

El tiroteo empezó a las 5:45. Yo fui herida cerca de una hora después. Estuve ahí hasta las 8:30 o después.”

“…Finalmente, los soldados vinieron y me subieron a una ambulancia. Más tarde, en el hospital, un policía me preguntó:

“‘¿Nombre y apellido?, ¿edad?, “¿qué estaba usted haciendo allá?”. “Trabajando”, contesté’. “¿Agitadora!”

“No, periodista”, recordó en el relato.

El embajador italiano en México, Enrico Guastone Belcredi, visita a Oriana Fallaci en el hospital. (AP, archivo)

A unos días de la masacre, en ese octubre de 1968, desde su cuarto del Hospital Francés, la periodista italiana plasmó por escrito su experiencia:

“No, no voy a dar ninguna entrevista, ninguna, no después de lo que me pasó; me han disparado, me han robado mi reloj, me dejaron desangrarme ahí en el suelo del Chihuahua, me negaron el derecho a llamar a mi Embajada.

Quiero que la delegación italiana se retire de los Juegos Olímpicos; es lo menos que pueden hacer. Mi asunto va a ir al Parlamento, el mundo entero se va a enterar de lo que pasa en México, de la clase de democracia que impera en este país, el mundo entero. ¡Qué salvajada! Yo he estado en

Vietnam y puedo asegurar que en Vietnam durante los tiroteos y los bombardeos (también en Vietnam señalan los sitios que se van a bombardear con luces de bengala) hay barricadas, refugios, trincheras, agujeros, qué sé yo, a donde correr a guarecerse. Aquí no hay la más remota posibilidad de escape.

Al contrario. Yo estaba tirada boca abajo en el suelo y cuando quise cubrir mi cabeza con mi bolsa para protegerme de las esquirlas, un policía apuntó el cañón de su pistola a unos centímetros de mi cabeza: ‘No se mueva.’

Yo veía las balas incrustarse en el piso de la terraza a mi alrededor. También vi cómo la policía arrastraba de los cabellos a estudiantes y a jóvenes y los arrestaban. Vi a muchos heridos, mucha sangre, hasta que me hirieron a mí y permanecí tirada en un charco de mi propia sangre durante cuarenta y cinco minutos.

Un estudiante junto a mí repetía: “Valor Oriana, valor.” La policía jamás atendió a mi petición: “Avísenle a mi embajada, avísenle a mi embajada.” .

Todos se negaron hasta que una mujer me dijo: “Yo voy a hacerlo.” “He llamado a mi hermana que sale hoy en avión, he llamado a Londres, a Paris, a Nueva York, a Roma. Hoy en la mañana cuando me llevaron a rayos X unos periodistas me preguntaron qué hacía en Tlatelolco: ¿Qué hacía, Dios mío? Mi trabajo. Soy una periodista profesional. Tuve contacto con los líderes del Consejo Nacional de Huelga porque el Movimiento es lo más interesante que sucede ahora en su país. Los estudiantes me hablaron el viernes a mi hotel y me dijeron que habría un gran mitin en la Plaza de las Tres Culturas el miércoles 2 de octubre a las cinco de la tarde. Como no conocía la Plaza y sé que es un centro arqueológico pensé combinar las dos cosas. Por eso fui. Desde que llegué a México me llamó la atención la lucha de los estudiantes contra la represión policíaca. Me asombran también las noticias en sus periódicos. ¡Qué malos son sus periódicos, qué timoratos, qué poca capacidad de indignación! ¡Qué Olimpiadas ni qué nada! Apenas me den de alta en este hospital, me largo”.

La cifra oficial de las víctimas del 2 de octubre aún se desconoce, se ha dicho que el número de muertos oscila entre 200 y mil 500.

Oriana Fallaci en 1979. (Getty Images, archivo)

Oriana Fallaci murió el 15 de septiembre de 2006 a causa del cáncer.

Con información de Noticieros Televisa

AAE