28 mexicanos, entre científicos, investigadores, abogados, empresarios, técnicos e ingenieros impulsan un proyecto de generación de diésel a partir de microalgas que revolucionaría la industria de los energéticos en México al ser un combustible más barato, de mayor calidad, más limpio, libre de bacterias y contaminantes, y sin sobreexplotar recursos naturales.
Es volver a las raíces, al primer ser vivo de la tierra. Desde la década de los 70, la ciencia ha demostrado que a través de microalgas se pueden fabricar biocombustibles, sin embargo, ningún proyecto se había concretado, dicen los científicos.
El cerebro de este proyecto es el científico Antonio Echevarría, quien lleva 15 años estudiando diferentes cepas de microalgas, de las 100 mil que existen. Y encontró cuál es la que produce mayor cantidad de aceite para transformarlo a biodiesel.
“El biodiésel a base de algas se puede utilizar en todo tipo de motor, incluyendo barcos, coches y camiones”, dijo Antonio Echevarría Parres, director de Investigación y Desarrollo de empresa ecológica.
La microalga se debe desarrollar en un microclima controlado por los expertos donde puedan regular la temperatura, la luz y la humedad para lograr su reproducción y después la creación del biodiesel. Al tener en control la reproducción del alga, sin alterarla genéticamente, se logra un producto libre de bacterias y contaminantes como fósiles o minerales y plomos. Se evita el proceso de refinación, lo que lo hace más barato que el combustible convencional creado a partir de algas fosilizadas.
Para ello, han comenzado la construcción de una planta piloto en Tabasco, con el apoyo del Centro de Tecnología Avanzada de Querétaro del Conacyt.
“Este proyecto consiste básicamente en construir, diseñar, escalar y construir una planta piloto”, enfatizó el doctor Gerardo Trapaga, director del Centro de Tecnología Avanzada CIATEQ.
Se promete optimizar el uso de agua y también de tierra al no necesitar suelo fértil.
Este biodiesel, que cuenta con 14 secretos industriales y 2 patentes, es amigable con el medio ambiente al contaminar en un 80% menos, daría 20% mayor rendimiento a los motores y es una alternativa más económica, dicen sus creadores.
“Podríamos hacer que tuviéramos pozos petroleros, hablando metafóricamente, en cada ciudad”, destacó Francisco Sánchez, vicepresidente del Consejo de empresa ecológica.
Con esta creación se eliminaría la dependencia de importaciones de diésel lo que abarataría el producto.
Paralelamente se producirá glicerina y alimentos para la acuicultura con alto contenido de proteína con alta rentabilidad en el mercado nacional e internacional.
Este grupo de mexicanos también ha recibido apoyo del Centro de Investigación Científica de Yucatán, del Gobierno de Tabasco y de la Secretaría de Energía, dependencia que ya le otorgó el permiso de producción.
“Nuestra empresa es 100% mexicana”, concluyó Javier Gómez Andrade, director general de la empresa ecológica.
Con información de Sarahí Méndez
KAH
