Son varios los menores de edad, niños migrantes centroamericanos que viajan solos y que su meta es llegar a Estados Unidos
“La misión mía es llegar a los Estados Unidos para irle poder ayudarle a mi mamá, mis amigos me han dicho que me regresara, pero no -les digo yo- porque tengo que ir a ayudar a mi mamá, allá no gana bastante dinero”, apuntó Wilson, menor de 15 años de Honduras.
Su objetivo es tan claro, que lleva casi un mes fuera de su casa y de su país: Honduras. Tiene 15 años y llegó en la caravana migrante hasta la Ciudad de México solo y prácticamente sin nada.
“Yo traía una mochila, pero como en el lado del Salvador no dejaban pasar a nadie, pues tuve que tirarme por el río como varios más, y toda la mochila y todo se fue ahí en el río y aquí he conseguido ropa que me han regalado”, señaló Wilson, menor de 156 años.
La distancia duele, extraña a su familia, pero dice que es más doloroso quedarse en Honduras y ver sufrir su madre por las carencias, aguantar hambre, y no poder hacer nada.
Otro caso es el de Ernesto. A los 17 años de edad, no aguantó más y decidió seguir los pasos de su hermano, quien lleva siete años viviendo en Estados Unidos y ya formó una familia, pero lejos de él.
“Lo que más espero es poder encontrarme con mi hermano. Siempre me ha hecho falta, nos criamos bastante juntos, donde estaba yo, ya cuando él se fue, una soledad, demasiado deprimido y aún tanto tiempo al fin agarré el valor de poder seguir”, indicó Ernesto, migrante hondureño.
Camina hacia la frontera norte sin saber de sus familiares.
“Lo que más me duele es que no me pude despedir de ellos, o sea no les dije que iba a salir, les dije que iba a hacer un mandado. Caminé día y noche para poder alcanzar a la caravana incluso estuve 2 días sin dormir 2 días sin nada. Realmente venir caminando he rompido varios pares de zapatos caminando, he sufrido, me he rajado los pies, ha caído tormenta fuertemente sobre mí, entonces he seguido adelante”, expuso Ernesto.
Ellos, al igual que casi 200 menores están solos en el deportivo de las Magdalena Mixhuca. Para algunos, a pesar de su corta edad, no es su primera experiencia separados de sus familias.
“Hay casos de adolescentes entre 12 y 13 años que es su tercer viaje y que vienen solos entonces el hecho de que nosotros decidamos por ellos es algo que violaría por completo el derecho a la niñez por lo tanto nosotros damos la capacidad agencia, se les reconoce y según lo que él decida se toma la acción”, dijo Omar Ortega García, integrante de Programas de Niñez en Situación de Riesgo del DIF-CDMX.
Con información de Farah Reachi.
LLH
