POLíTICA

Más de 22,600 guerrerenses regresan deportados de EEUU a la pobreza

La mayoría se fue por pobreza. Y regresaron a la pobreza, tienen ingresos bajos luego de largas y extenuantes jornadas de trabajo

Veintidós mil 627 mexicanos originarios de Guerrero fueron deportados desde Estados Unidos a México en 2019.

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La mayoría se fue por pobreza. Y regresaron a la pobreza, tienen ingresos bajos luego de largas y extenuantes jornadas de trabajo.

“Llegamos aquí como, si nunca nos hubiéramos ido. Llegamos a seguir en el trabajo que hemos realizado, que es lo del campo, con los animalitos”, destacó Javier Bonilla, un deportado.

Javier Bonilla, de 32 años, de la comunidad Tototepec, en Tlapa, en La Montaña guerrerense, fue deportado hace dos años de estados unidos tras trabajar en la construcción y remodelación de casas en Nueva York y Pensilvania.

Ahí fue denunciado por personas que sospecharon que no contaba con documentación migratoria.

“Eran personas racistas y nos mandaron a Migración, y llegó Migración y nos detuvieron, yo y otro amigo”, indicó Javier Bonilla, deportado de Tlapa, Guerrero.

Tras la deportación, su única alternativa para escapar de la extrema pobreza en La Montaña fue rentar un terreno donde siembra maíz en las temporadas de lluvia y riego.

De ahí obtiene para vender y el autoconsumo.

Como la última cosecha no fue la esperada, también siembra sorgo para ganado y, de vez en cuando, se dedica a la compra-venta de algunos animales como vacas, pollos o caballos.

“Pues ya, más o menos tenemos algo de conocimiento en varios trabajitos, pues a lo primero que ofrecen, empezamos a trabajar. Los trabajos no son pues ora sí que pagados como se deben, más que nada los trabajos de campo”, apuntó Javier Bonilla, deportado de Tlapa.

Algunos deportados guerrerenses conducen taxis, son choferes de transporte público, o venden paletas heladas en las calles, como Pedro Ramírez, una de las más de 22 mil 600 personas de Guerrero que deportó Estados Unidos en 2019.

Pedro fue expulsado dos veces de California el año pasado. La primera, en febrero, luego de que migración llegó a su domicilio.

La segunda, en noviembre, tras ser arrestado en San Diego. Con 48 años de edad, regresó a Copanatoyac, su tierra de origen.

“Saco 100 pesos, 150, a veces. Yo ya sé vender paleta, y allá también en California vendía yo paletas, es mi trabajo. Está difícil aquí también, que no hay dinero, pero sí, aquí estamos ganando bien poquito”, indicó Pedro Ramírez, deportado de Copanatoyac, Guerrero.

Agustín Cevallos, de 28 años y de la comunidad de Ahuatepec, en Tlapa, permaneció cinco años en Nueva York como ayudante de cocinero. Repatriado hace tres años, ahora es ayudante de albañil y gana 200 pesos por nueve horas al día.

“Aquí los trabajos son pesados, que allá, y luego los sueldos son más bajos, pues, ni modo, ¿no? Y acá, pues, nomás vas pasando nomás pa comer, para ir pasando nada más”, dijo Agustín Cevallos, deportado de Tlapa, Guerrero.

Con información de Guillermo Rivera y Fernando Guillen.

LLH