ECOLOGíA

La Marina aplica operativos contra el tráfico de totoaba en el Alto Golfo de California

Un buche de totoaba hembra se cotiza más alto, pero en la playa no se vendería por menos de tres mil dólares.

En China podrían pagarlo hasta en 100 mil porque allá piensan que cura y es afrodisiaco. Nunca se ha comprobado pero la demanda es brutal.

El problema es que, según los especialistas, la pesca ilegal de totoaba tiene al borde de la extinción a la vaquita marina, como ambas especies miden más o menos lo mismo, quedan atrapadas en las mismas redes.

Está prohibido pescar totoaba, pero se pesca, y el comercio millonario no se detiene sigue habiendo pescadores que salen por totoaba, siguen sacando buches y haciendo lo posible para que lleguen a su destino final.

Este negocio internacional es crimen organizado.

En marzo de 2018 empezó la operación para buscar por aire la actividad ilegal en el Alto Golfo de California, el pedazo de mar que separa a Baja California y Sonora.

El equipo de Despierta con Loret estuvo en uno de los operativos de la Marina para combatir la pesca ilegal de totoaba y proteger a la vaquita.

Con un dron, la Marina puede ver en tiempo real lo que ocurre en la reserva de la biosfera, en los esteros, en la playa y en los muelles.

El teniente Rábago, coordinador de operaciones de la Secretaría de Marina (Semar), dijo: “No lo escuchan a tres mil pues es nuestra altitud mínima y de seguridad para que ellos no los puedan ver ni escuchar y el objetivo es vigilar el polígono de la vaquita y los campamentos que se encuentran en esta área”.

Los pescadores ilegales han mejorado sus técnicas para evadir a las autoridades y seguir traficando buche. Se instalan casas de campaña en la playa, ahí duermen, comen y recargan gasolina para las lanchas. Tienen hieleras para conservar los buches y cuatrimotos para llevarlos a la carretera, así evaden el retén militar.

Una vez que la Marina identifica la ubicación del campamento, va a desmantelarlo.

En el operativo participa personal de la Gendarmería y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (Profepa).

En el campamento instalado en medio de la nada encontraron a seis pescadores, todos originarios de San Felipe. Ninguno tiene permiso para acampar en un área natural protegida.

Dicen que nada tienen que ver con buches de totoaba que están ahí porque es la temporada de almeja y es el mejor lugar para sacarlas.

Para las autoridades es sospechoso que los pescadores se instalen tan lejos del puerto e inviertan dinero para llegar hasta ahí, donde parece que se esconden.

Ni Profepa, ni la Marina encontraron algo ilegal, pero seguirán la búsqueda.

El foco está en los campamentos ocultos, hay algunos que se construyen a manera de habitación subterránea, es decir, bajo la arena.

El almirante Jorge Luis Cruz Ballado, explicó: “Estos campamentos que están haciendo ya bajo la tierra, difícilmente los podemos detectar, lógicamente un campamento de ese tipo está haciendo otro tipo de actividad”.

Desde el aire también se detectan redes ilegales.

Héctor Maximiliano Hernández, coordinador operativo de la Profepa, dijo: “Se realizó un recorrido aéreo, se encontró la red donde venían los dos ejemplares y una embarcación de la armada, una interceptora, encontró la tercer totoaba que está en estado de descomposición”.

Dos totoabas que no superan los 10 años de edad fueron encontradas enmalladas cerca de San Felipe, Baja California, antes de que los pescadores ilegales pudieran sacarlas.

Tenían poco tiempo de haber quedado atrapadas en la red.

Las detenciones que se llegan a realizar son temporales. Las leyes mexicanas son suaves para el tráfico y pesca ilegal de especies, así, que persecuciones y operativos llevan a que las personas encontradas pescando ilegalmente solo estén unas horas en prisión y salgan muchas veces, a volver a hacer lo mismo.

Desde otro frente también intentan parar la pesca de totoaba y proteger a la vaquita marina.

Organizaciones ambientalistas están de manera permanente en el Alto Golfo procuran que ninguna embarcación entre al refugio de la vaquita.

Además, ayudan a limpiar el mar. Tan sólo de enero a abril, la Organización Sea Shepherd recuperó 593 redes totoaberas.

Las ubicaron frente al puerto de San Felipe muy cerca de los esteros y dentro del polígono de la vaquita.

Integrantes del Museo de la Ballena de La Paz, Baja California viven en un barco y todos los días sacan en promedio cuatro redes totoaberas saben que están activas porque están limpias, completamente extendidas y ancladas.

Enoch Rizo, integrante del Museo de la Ballena, destacó: “Al parecer son tres paños unidos, que son de seda, con una luz de malla de aproximadamente 10 pulgadas que son las que se usan para la pesca de la totoaba, que usan los pescadores ilegales para hacer la actividad. Tenía aproximadamente 200 brazas de largo que son como 400 metros”.

Los pescadores ilegales han disparado y lanzado bombas molotov contra barcos y lanchas de las organizaciones también han atacado embarcaciones de la Marina.

Enoch Rizo, integrante del Museo de la Ballena, comentó: “Nosotros día con día salimos al mar con el temor de que nos vayan a agredir o vayan a tomar alguna acción hacia la embarcación o hacia nosotros en persona”.

El almirante Jorge Luis Cruz Ballado comentó: “Ya recibimos una agresión por parte de una embarcación en una de nuestras embarcaciones de búsqueda y rescate, las denominadas defender”.

La Marina tiene por protocolo no enfrentarlos con el uso de la fuerza letal, la operación consiste pues en desmantelarles sus campamentos, inhabilitarles las redes y desincentivar su actividad.

Los pescadores legales piden que la acción de la ley sea más dura contra los ilegales.

Ramón Franco, líder pesquero de San Felipe, Baja California, explicó: “De nada nos sirve que San Felipe esté lleno de autoridad, tanto federal, todo tipo de autoridad y las embarcaciones ilegales siguen saliendo”.

A finales de marzo, en el puerto de San Felipe, Baja California, más de 70 pescadores aventaron de todo contra las instalaciones de la Marina.

Elementos de la Gendarmería contestaron con disparos al aire para dispersarlos.

Este enfrentamiento fue resultado de un intento de detención. La Marina encontró una lancha con escamas de totoaba y una red ilegal a bordo iban tres jóvenes, uno de ellos menor de edad.

Al momento de la aprehensión llegaron más pescadores y amenazaron con incendiar una embarcación.

La madre del menor subió a una lancha de patrullaje de la Marina, dijo, que no se movería de ahí hasta que le entregaran a su hijo e insistió en que la detención había sido arbitraria.

En menos de una hora los tres pescadores fueron puestos en libertad.

El 25 de febrero, policías federales detuvieron un automóvil en la carretera Tijuana-Ensenada.

En compartimentos de las puertas traseras encontraron 32 bolsas de plástico que en total pesaban 30 kilos y medio. Eran 87 buches de totoaba.

La Procuraduría General de la República (PGR) dice que hay una investigación abierta, pero sin detenidos. 12 días después hubo otro decomiso unos 10 kilos 800 gramos de buche eran transportados por un hombre que conducía una camioneta por el valle de Mexicali.

La historia tuvo el mismo desenlace; el hombre fue liberado.

La semana pasada, elementos de la Policía Federal decomisaron dos de los paquetes más grandes de los últimos meses.

Hombres de origen asiático intentaron sacar del país más de 800 buches de totoaba.

El primero, fue detenido con 408 piezas que tenían como destino final China.

El segundo, llevaba 416 buches que pretendía llevar a Japón.

El 27 de marzo pasado, la Marina encontró una vaquita marina muerta cerca del puerto de San Felipe; la primera del 2018 está hembra adulta de más de 40 kilos quedó atrapada en una red totoabera.

 

Con información de Ana Lucía Hernández

LSH