FAMILIA

Madre e hija migrantes cruzaron el río Suchiate por medicina

Margarita Alberto estaba decidida a ingresar a México por la vía legal. Iba en la vanguardia de la caravana migrante, adelante, como parte del grupo de mujeres y niños. Hasta que se registró el enfrentamiento en el puente internacional que une a México con Guatemala.

Yo me regresé porque también mi niña se me estaba asfixiando, yo me regresé para atrás”, dice Margarita Alberto.

Insistió y permaneció un día más en el puente internacional “Rodolfo Robles”, hasta que los rumores de que otras mujeres habían sido deportadas al pisar suelo mexicano hizo que abandonara la vía legal.

Aquí nos están engañando, yo me voy a tirar aunque sea por el río y yo creo que si vamos con Dios pues nada nos va a pasar”, afirma Margarita Alberto.

Migrantes cruzan el río Suchiate de Guatemala a México (EFE)

Una sola razón la impulsaba a salir de Centroamérica: que su hija tuviera acceso a un tratamiento médico porque tiene un edema cerebral.

Siguió hacia México, abandonó el puente internacional y salió entre las calles de Guatemala hasta adentrarse a los matorrales, que sirven de sanitarios públicos para los migrantes.

Con los pies lastimados, cansada y dos niños a su cargo, llegó al río Suchiate. Diez quetzales o 25 pesos mexicanos le cobraban por cruzar la frontera en balsa y no lo dudó.

Mi niña está enferma y yo no la voy a dejar. Ella tiene un edema cerebral. Ella se me ha desmayado como un aproximado de 8 veces. Llevamos los pies llagados, los piecitos de nosotros. Los llevamos llagados. Ellos me dan la fuerza para luchar”.

El padre de sus hijos se quedó en Honduras.

Él queda allá, él quedó llorando y ahorita él nos dijo que nos regresáramos”, comparte Margarita.

Migrantes cruzan el río Suchiate de Guatemala a México (EFE)

Pero continuaron. La más interesada en llegar a Estados Unidos fue su hija: Michelle.

Allá puedo aprender, allá hay una escuela mejor, me pueden dar los médicos, medicinas mejores, porque en Gracia no hay nada. No tienen medicinas y allá dejan morir a la gente. Por eso queremos ir a los Estados Unidos, para por lo menos buscar un buen trabajo, una nueva escuela y un nuevo hospital”.

Extraña a su padre. Con lágrimas en los ojos continúa su camino hacia el norte.

Se quedó y nosotros nos venimos, pero le quiero mandar un abrazo y unos saludos para él, que lo extraño”, dice Michelle.

Con información de Sarahí Méndez

MLV