CRIMEN Y SEGURIDAD

Macron pide calma mientras protestas antigubernamentales se extienden en Francia

El presidente francés Emmanuel Macron pidió este miércoles a las fuerzas políticas y sindicales lanzar un “llamado a la calma” para desactivar las protestas antigubernamentales que sacuden al país y que se extienden a otros sectores.

El gobierno quiere evitar a toda costa que se repitan las escenas de caos del fin de semana pasado, cuando miles de manifestantes tomaron el Arco del Triunfo, montaron barricadas en el corazón de París y prendieron fuego a vehículos, ante la mirada incrédula de residentes y turistas.

“El momento que vivimos ya no es el de la oposición política”, dijo el portavoz del gobierno, Benjamin Griveaux, citando a Macron. “El presidente pidió a las fuerzas políticas, sindicales y patronales lanzar un llamado claro y explícito a la calma”, agregó el vocero.

“Están en juego la seguridad de los franceses y nuestras instituciones”, abundó el primer ministro, Édouard Philippe, en un discurso pronunciado ante la Asamblea Nacional.

Francia vive desde hace tres semanas protestas convocadas por un movimiento popular autodenominado chalecos amarillos, que empezó como una protesta contra el alza del impuesto a los combustibles y ahora refleja una exasperación social más amplia.

Las protestas comenzaban a extenderse a otros sectores. Varios colegios de secundaria estaban bloqueados el miércoles, por tercer día consecutivo de una movilización en contra de la reforma educativa del gobierno, y los sindicatos estudiantiles llamaron a intensificar las huelgas el jueves.

Manifestantes con chalecos amarillos se enfrentan a la policía cerca del Arco del Triunfo de París, Francia. (EFE/archivo)

Los agricultores se sumaron también al desconecto social. El principal sindicato agrícola del país anunció una serie de huelgas la próxima semana en todo el territorio.

Acusado de reaccionar tarde y mal a la crisis de los “chalecos amarillos”, el Gobierno francés defendió su gestión de la situación ante la Asamblea Nacional en una sesión que introdujo en el hemiciclo las reivindicaciones del movimiento contestatario.

El Gobierno quiere emprender en los próximos meses un debate nacional en torno al ritmo de la transición ecológica, la necesidad de alternativas al trayecto de casa al trabajo y la bajada de los impuestos.

“No debemos legar a nuestros hijos una deuda incontrolable”, advirtió Philippe en una sesión acalorada, en la que el voto final de los diputados, previsto a partir de las 20:00 hora local (19:00
GMT), no es vinculante.

El primer ministro admitió que tal vez las medidas aplicadas han sido “insuficientes o demasiado técnicas”, y reconoció que ha llegado la hora de entablar “un verdadero diálogo sobre las preocupaciones de los franceses”.

Los mismos que llevan tres semanas echándose a las calles, bloqueando rotondas y autopistas del país, primero para reclamar la suspensión del impuesto al carburante, pero después también para denunciar su empobrecimiento.

“El verdadero responsable está en el Elíseo. Es él quien, llegado el momento, deberá rendir cuentas ante los franceses”, apuntó el jefe de filas del grupo conservador Los Republicanos, Christian Jacob, que criticó el actual mutismo de Emmanuel Macron y que este haya dejado en manos de Philippe las explicaciones.

Jacob confió en que esta crisis sirva para “abrirle los ojos” al mandatario: “Su comportamiento es peligroso. En el ‘macronismo’ se habla mucho y nadie entiende nada. A menudo ese es el objetivo. Esto da motivos para enfadarse. Tras una comunicación que ha podido ilusionar, no ha emprendido ninguna reforma”, criticó.

Philippe pidió que cada uno asuma sus responsabilidades, aseguró que su Gobierno está dispuesto a efectuar las reformas necesarias y reafirmó que el salario mínimo aumentará un total del 3 % a partir de enero.

Pero su discurso fue acogido con escepticismo. “Han sido necesarias tres semanas, millones de euros en daños, heridos, muertos y hoy un estudiante gravemente herido para tender la mano a los ‘chalecos amarillos'”, recalcó la jefa de los diputados socialistas, Valérie Rabault.

Una encuesta difundida ayer por el instituto demoscópico BVA apuntó que aunque siete de cada diez franceses siguen apoyando a los “chalecos amarillos”.

Con información de AFP Y EFE.

RAMG