ARTE Y CULTURA

Lucha libre, fenómeno cultural más exitoso de México

La lucha libre es sinónimo de tradición e identidad mexicana. Se trata de un deporte profesional conocido en todo el mundo.

El Gobierno capitalino recién declaró la lucha libre como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.

Sin duda, uno de los fenómenos culturales más exitosos de México.

Las primeras funciones de lucha libre llegaron a México a mediados del Siglo 19, en los tiempos de la intervención francesa.

En aquel entonces era una exhibición extranjera hasta que, a principios del Siglo 20, un hombre llamado Enrique Ugartechea se dio a conocer como el primer luchador hecho en México.

Un exteniente de la Revolución, Salvador Lutteroth, sentía una profunda fascinación por la lucha libre a él se le conoce como ‘El padre de la lucha libre mexicana’.

En 1933 fundó la empresa mexicana de lucha libre, hoy conocida como el Consejo Mundial de Lucha Libre.

Aquellos fueron los años de formación de la lucha libre mexicana. Cada vez surgían más luchadores, cada uno creaba un personaje único para que la gente lo identificara.

Para ocultar la identidad de los luchadores, las máscaras se volvieron populares, y entonces surgió la costumbre de apostarla: si un luchador perdía, tenía que quitársela y no podía volver a usarla jamás

Como los luchadores mexicanos eran de menor tamaño y estatura que los extranjeros se desarrolló un estilo único de pelea. Las llaves a ras del suelo, el uso de las cuerdas para impulsarse y espectaculares maniobras aéreas.

La eterna batalla entre el bien y el mal tomó forma con el surgimiento de los dos bandos históricos. Los rudos y los técnicos.

Sin duda, el elemento teatral de la lucha libre es cortesía sólo de nuestro país.

Y aun cuando la lucha libre no ha vuelto a tener una época de oro como la que tuvo en la década de los 60 siempre logra encontrar nuevos nichos en la audiencia como son ahora los jóvenes y los niños.

Con información de Karina Cuevas

 

LSH