CRIMEN Y SEGURIDAD

La ruta migrante por el Tapón de Darién, una de las zonas más peligrosas del mundo

El Tapón del Darién es el único lugar donde se interrumpe la carretera Panamericana que cruza el continente

  • Carece de caminos, de poblados, de infraestructura de turismo. Es selva cerrada de casi 90 kilómetros de largo.
  • Es una de las zonas fronterizas más peligrosas del planeta.

La migración haitiana no se detiene. Solo en la frontera entre Colombia y Panamá, más de 19 mil migrantes  esperan cruzar la zona selvática conocida como el Tapón de Darién, el tramo más peligroso del trayecto que hacen de Chile hasta México.

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Tan solo en el municipio de Necoclí, en Colombia, alrededor de diez mil migrantes esperan cruzar el Golfo de Urabá para internarse en la selva de Darién, donde se encuentra una de la zonas fronterizas más peligrosas del planeta.

El Tapón del Darién es el único lugar donde se interrumpe la carretera Panamericana que cruza el continente; carece de caminos, de poblados, de infraestructura de turismo. Es selva cerrada de casi 90 kilómetros de largo.

Mientras esperan obtener uno de los 500 tickets de paso que conceden los gobiernos de Panamá y Colombia, el poblado costero está casi colapsado.

“Muchos migrantes se han quedado sin recursos porque llevan más de  un mes en nuestro municipio y no han podido conseguir un ticket. Estamos agonizando bajo esta situación muy complicada para nosotros”, expuso Jorge Tobón, alcalde de Necoclí.

Antes de salir en bote hacia la selva, algunos se toman fotografías para ser recordados si no sobreviven.

Ya en la selva, están a merced de animales salvajes como jaguares e insectos venenosos como alacranes, pero sobre todo, están en manos de los traficantes de personas; hay numerosos reportes de robos, violaciones, desapariciones, extorsiones.

“En la frontera colombiana y Panamá, hay mucho ladrón están violando crianzas de diez años, ocho años”, comentó Peter, migrante haitiano.

Del lado de Panamá, cuerpos especiales del Servicio Nacional de Fronteras rescatan a muchos de ellos. Como el caso de una mujer haitiana, abandonada por su grupo.

“Seguí deslizándome sobre mis nalgas desde la noche del sábado. Llegó el domingo y dormí en el lodo. Me robaron todo”, apuntó Manases Elizard.

Otros prefieren viajar solos para no arriesgar a sus familias.

“Yo no tengo corazón para ver a mi hija que va a sufrir junto conmigo, mejor yo andar solo”, dijo Donald.

Este año han cruzado por la zona alrededor de 70 mil personas, 50 mil de ellas entre junio y agosto, según la Cruz Roja. Siete de cada diez son haitianos.

Con información de En Punto.

LLH