Guillermo Arévalo Pedraza, su esposa Nora y sus dos hijas de 8 y 9 años, acudieron a celebrar el cumpleaños de las tres al parque “El Patinadero”, en el margen del Río Bravo, Nuevo Laredo, Tamaulipas.
“Cumplíamos años el 2 de septiembre, como no nos pudo hacer nada, nos lo hizo el 3, y fuimos a festejar, ahí empezó”, narró Nora Isabel Lam, viuda de Guillermo Arévalo, Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Guillermo, albañil de Nuevo Laredo, se encontraba preparando carne en un asador, cuando una lancha de vigilancia de la Patrulla Fronteriza de EU, se acercó a la zona.
Diversos testimonios señalan que la lancha trataba de ahogar a un migrante que intentó a cruzar a Estados Unidos.
“Andaba nadando un chavo ahí, no sé si intentaría cruzar de aquí para allá, o de allá para acá, empezamos a decir que lo dejaran y empezaron a disparar, y dispararon y al que le cayó fue a mi marido”, dijo Nora.
En declaración posterior, la Patrulla Fronteriza señaló que sus agentes respondieron un supuesto ataque con piedras del lado mexicano.
“Es mentira, es mentira que intentaran aventar piedras, hacia el otro lado”, afirmó Nora Isabel.
“Se sospecha y se ha manejado mucho, que los agentes fronterizos estaban tratando de ahogar a esta persona, y la familia Arévalo le estaba gritando en la frontera, perdón, le estaba gritando a la Patrulla Fronteriza, para que se detuvieran, estos gritos, son los que provocan los disparos”, señaló José Luis Muñoz, abogado del Despacho Hilliard, Muñoz, González.
En un video aficionado del 2 de septiembre del 2012, se ve una bandera mexicana al interior de un coche, después aparece la lancha de la Patrulla Fronteriza, que avanza sin incidentes. Una mujer relata lo que está ocurriendo:
“Le está apuntando a ellos, los tienen en la mira y los van a matar”, se escucha en el video aficionado.
De pie, se observa a Guillermo Arévalo, con gorra y camisa amarilla, su esposa está sentada sobre el cofre del automóvil blanco.
Se inicia la confusión y se escuchan disparos, la lancha acelera. Hay gritos de los paseantes, de Nora y de sus hijas, que corren hacia la orilla del río. Nora trata de auxiliar a su esposo, mal herido, que yace en el piso, mientras las hijas rodean a su padre. Se escuchan más gritos de desesperación.
A casi 5 años del asesinato a manos de un agente de la Patrulla Fronteriza, para Nora la tragedia tiene muchas caras.
Primero perdió a su esposo en forma inexplicable.
Más tarde, perdió la casa del Infonavit, donde vivió 9 años.
Ahora vive en la colonia Nueva Era, con su madre.
En un cuarto de lámina y madera, en donde se cuela la lluvia y el calor es asfixiante. Sus hijas tienen 14 y 15 años.
“Todavía ellas dicen que les hace falta su papá. Volver a empezar y yo dejarlas, para irme a trabajar”, afirma Nora.
Nora trabaja en una tienda de abarrotes. Al principio recibía apoyo para la educación de sus hijas.
“Es beca, se las dieron, pero se las quitaron”, comenta.
También le retiraron el apoyo del programa Oportunidades de unos mil pesos mensuales.
En el parque “El Patinadero” en el Río Bravo, que marca la frontera de México con Estados Unidos, vecinos de Nuevo Laredo, salen a pasear y a pescar.
Cruces recuerdan a personas que han muerto ahogadas o víctimas de violencia.
“Nomas un poco más de respeto al ser humano, porque todos somos seres humanos”, explicó el pescador Mario Alberto Cedillo.
Estados Unidos vigila su frontera con helicópteros y aviones no tripulados.
La Corte Suprema de Estados Unidos determinó que un ciudadano mexicano sí puede demandar a los agentes de la patrulla fronteriza, por exceso en el uso de la fuerza.
El gobierno de México presentó un documento denominado AMICUS, en apoyo a la petición de las familias de Sergio Hernández Guereca y Guillermo Arévalo, asesinados por la Patrulla Fronteriza.
Con información de Guillermo López Portillo
KAH