Se fue la caravana del Viacrucis Migrante de Jalisco. El tren se llevó a los hombres, y los camiones a las mujeres y niños.
Y en la Casa del Migrante ubicada en la parroquia de nuestra Señora del Refugio en Tlaquepaque se quedaron cientos de historias sin contar.
La señora Mary y su familia salieron de El Salvador por la delincuencia, a uno de sus hijos lo quisieron hacer pandillero, se negó y fueron secuestrados en su propia casa, asegura que estuvieron a punto de morir.
“A mi hijo varón le hicieron el llamado de que se hiciera pandillero y porque mi hijo no quiso nos secuestraron y nos pisaban el rostro estaban con los zapatos de ellos en la cara nos decían que nos iban a matar hasta que por milagro de dios y la policía que nos pudo rescatar”, narró la señora Mary, migrante de El Salvador.
Después le dieron a escoger o su casa o la vida de su familia.
“Lo material yo sé que Dios mediante y la Virgen de Guadalupe lo voy a recuperar tarde o temprano, pero la vida de mis hijos no la hubiera podido recuperar”, enfatizó Mary.
Hace un año mandó en la caravana del Viacrucis Migrante a su hija, tres nietas y a su yerno, que los están esperando en Tijuana para tratar de cruzar la frontera, este año viajan dos niños, su hijo, su esposa y ella con la esperanza de llegar a Estados Unidos y comenzar una nueva vida.
Con información de Corresponsales
KAH
