Roberto Guillén, artista plástico, ha participado en la escenificación de la Pasión del Cristo de Iztapalapa desde que tenía 20 años y “este año me toca representar el personaje de Herodes”.
Guillén recuerda que comenzó participando como apóstol o como romano, también “he participado en el papel de Judas; los últimos tres años de Poncio Pilatos y ahora me toca representar el de Herodes”.
Además, ha sido presidente del Comité Organizador. Desde hace 25 años ha sido el encargado de los escenarios.
Su encomienda es que la representación no se pierda.
“Y que el misticismo que encierra toda esta representación, tampoco se pierda; la sensibilidad que pueda tener la gente y los jóvenes que vienen atrás de nosotros es captar toda esa gama de compromisos que tiene esta representación y cargarlos como pueblo que somos para que siga adelante”, apuntó Guillén.
Roberto Guillén, diseña y fabrica alebrijes monumentales.
Hizo dos alebrijes iluminados que fueron exhibidos, Inglaterra y Francia.
Este año nuevamente están a su cargo las escenografías para la representación.
“Me llena más de compromiso que se vea vistosa esta representación”, señaló.
Tres años fue Judas, el papel que le requirió una extenuante preparación física y espiritual.
“En este papel de Judas una vez sí me dieron un naranjazo cerca de la boca que al momento sí lo enciende a uno, pero trata de tranquilizarse y también he tenido expresiones como encargado o presidente del comité, ir al lado de Jesús y ver las expresiones de los niños de la gente mayor, gente mayor que los ves llorando y piden que se detenga la representación”, recordó.
En 1970, el padre de Roberto Guillén fue el Cristo del Iztapalapa.
Su abuelo participó como Romano.
Su hermana fue hace seis años la Virgen María.
Roberto Guillén ahora está concentrado en el papel de Herodes, en la edición número 176 de esta representación que es Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
(Con información de Guadalupe Madrigal)
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