“Sí, me gustaría”, afirmó el gobernante a los periodistas al ser preguntado sobre su disposición a testificar ante Mueller sobre la llamada trama rusa, al concluir un acto en el que anunció la imposición de aranceles a China por valor de “60.000 millones de dólares” anuales por violaciones a la propiedad intelectual de Estados Unidos.
El pasado 18 de enero, Ty Cobb, uno de los abogados del gobernante, aseguró que Trump está “muy ansioso” de testificar ante Mueller porque “quiere poner el asunto a descansar”.
Según el letrado, ya por entonces se estaban registrando contactos con el equipo de Muller sobre una posible reunión, que aún no se ha concretado.
Previamente, Trump había considerado “improbable” que Mueller le pidiera testificar, pues según él “no hubo conspiración” entre el Kremlin y su equipo de campaña para perjudicar en las elecciones de 2016 a su rival demócrata, Hillary Clinton.
Pero, según los medios locales, el fiscal especial ya planteó la posibilidad de entrevistar al gobernante durante una reunión a finales de diciembre con dos abogados del presidente, John Dowd y Jay Sekulow, y expresó su deseo de que el encuentro tuviera lugar en cuestión de semanas.
Según los medios, el interrogatorio se centraría probablemente en una serie limitada de preguntas con parámetros muy claros porque los abogados de Trump no se sienten cómodos con un formulario de preguntas abiertas.
Trump ha tachado de “caza de brujas” las pesquisas de Mueller sobre la posible injerencia rusa en las elecciones de 2016 y ha llegado a decir que tiene garantías de que él no está siendo investigado.
Mueller inició en mayo de 2017 su investigación como fiscal especial, un cargo independiente del Gobierno, por lo que se asegura la neutralidad de las pesquisas.
Hasta el momento, Mueller ha acusado a 13 rusos y tres compañías rusas de interferir en las elecciones de 2016.
Con información de EFE.
RAMG