ARTE Y CULTURA

El tiempo, obsesión de José Luis Cuevas

El artista plástico José Luis Cuevas tenía una cierta obsesión por el paso del tiempo y por años, todos los días, se hizo un autorretrato y una fotografía para documentar su cambio físico.

Pintor, escultor, grabador, dibujante e ilustrador, fue calificado como un creador fundamental del arte plástico en México en el siglo XX; nació en la Ciudad de México el 26 de febrero de 1934.

La Secretaría de Cultura de México lo ubica como un artista plástico “poseedor de un prestigio nacional e internacional que lo coloca como uno de los más destacados creadores de la historia, a la altura de Pablo Picasso”.

La formación artística de José Luis Cuevas fue esencialmente autodidacta.

Desde pequeño mostró su talento: a los siete años de edad ganó un certamen de dibujo infantil promovido por la Secretaría de Educación Pública con el autorretrato “Niño obrero”.

Se inscribió en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado de “La Esmeralda”, sin embargo la que tuvo que abandonar debido a que enfermó de fiebre reumática y tuvo que guardar cama, situación que le permitió dedicar mucho tiempo a leer y dibujar.

A los 14 años de edad, José Luis Cuevas realizó estudios de grabado en el México City College; logró ser profesor de dibujo en la Escuela de Artes de la Universidad Iberoamericana y en el Instituto Coronet Hall México a los 23 años.

José Luis Cuevas participa en un evento artístico en el Teatro Esperanza Iris (Getty Images, archivo)

José Luis Cuevas fue reconocido por ser uno de los primeros integrantes de la llamada “Generación de la Ruptura”, distanciada del afamado muralismo mexicano y su contenido político y social. También fue ubicado entre los destacados pintores del “neofigurativismo”.

La obra de Cuevas comenzó a ganar notoriedad a mediados del Siglo XX. En la década de los 50 se dio a conocer internacionalmente luego de exponer en Washington y París.

En 1982, 14 galerías de la Ciudad de México y otras en Barcelona, París, Lima, Coral Gables, Nueva York, San Diego y Washington, expusieron simultáneamente su trabajo.

Cuevas expuso en las galerías y museos más importantes de México, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Perú, Puerto Rico, Venezuela; Francia, Grecia, Italia, España, Polonia, Alemania, Bélgica y Finlandia.

En los años 70 vivió auto exiliado en Francia, ya que, a pesar de ser considerado entonces como una de las personalidades más originales y polémicas de la cultura contemporánea de México, se sentía incomprendido y aseguraba estar amenazado.

En 1992 inauguró un museo con su nombre para exhibir su obra y su colección de trabajos de artistas latinoamericanos. Está en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en la calle de Academia 13, un inmueble que fue convento en tiempos de la colonia y luego una vecindad hasta que fue adquirido por Cuevas.

En el patio central del museo destaca una de sus obras más reconocidas, “La Giganta”, escultura de bronce realizada específicamente para ese sitio.

José Luis Cuevas ganó gran cantidad de reconocimientos a nivel nacional e internacional. Destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México, en 1981; la orden de Caballero de las Artes y de las Letras de la República Francesa, en 1991; ingresó al Sistema Nacional de Creadores como Creador Emérito, en 1993; fue nombrado Artista de la Ciudad por el Gobierno de la Ciudad de México en 1997, y en 2003 recibió la Medalla de Oro del Instituto Nacional de Bellas Artes.

José Luis Cuevas estuvo vigente hasta el último día de su vida. El 1 de junio fue inaugurada la exposición ‘José Luis Cuevas: obras gráficas’ en el Instituto Cultural de México en Francia, y apenas el pasado 23 de junio, en el Centro Cultural Tijuana, fue inaugurada una exposición-homenaje con obras recientes.

Con información de Arturo Cerda
BLR

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