SALUD

Ingesta de sosa cáustica y errores médicos alteran la vida de un niño

Un accidente y posteriormente varios errores médicos ocasionaron que la vida de Jesús sea diferente a la de otros niños de su edad.

Julia Vega, mamá de Jesús, dijo: “Llegamos a una casa a comprar leche de vaca a la hora de estar yo sirviendo la leche, se mete debajo de la mesa, encontró un bote de refresco, él ya traía el botecito en la mano y se lo quise arrebatar y se volteó y se lo tomó”.

La botella de refresco contenía en su interior sosa cáustica, la cual le quemó boca, esófago y parte del estómago.

Inmediatamente Julia llevó a su hijo al Centro de Salud de la Comunidad de Tixtla, Guerrero, de donde son originarios.

“Ellos ya habían introducido a su esofaguito, queriéndole hacer un lavado, metieron una sonda de un calibre muy grueso que era para adulto y lo perforaron, le hicieron dos perforaciones, al darse cuenta que el niño empezó a vomitar sangre y ponerme muy mal me lo enredaron en una cobija y me lo entregaron”, agregó Julia Vega, mamá de Jesús.

Y en búsqueda de revertir el daño hecho a Jesús, su mamá lo llevo a otro hospital, uno privado ubicado en Chilpancingo, Guerrero, pero lejos de curarlo le hicieron más daño

Julia Vega, mamá de Jesús, destacó: “Él agarró y metió el dilatador, al dilatar la primera estenosis entró queriendo pasar a la segunda, efectivamente como tenía ya las perforaciones lo acabó de reventar”.

Hoy Jesús tiene 12 años y ha pasado cerca de nueve años en el Instituto Nacional de Pediatría tratando de encontrar cura a su diagnóstico: estenosis esofágica por ingesta de cáusticos y 22 cirugías integran su expediente médico.

Julia Vega, mamá de Jesús, explicó: “A Jesusito le quitaron estómago, tiene la mitad de su estómago, no tiene su esófago, le interpusieron el colón que está sustituyendo el esófago”,

Jesús y su mamá viven en el albergue La Esperanza ubicado al sur de la Ciudad de México mientras recibe tratamiento médico para que evitar que su esófago se cierre y pueda comer alimentos sólidos.

Wendy Rugeiro, directora del albergue La Esperanza, señaló: “Ahorita pues ya con el crecimiento lo que en su momento había quedado bien ya se está deteriorando, nuevamente vuelve el problema y no puede alimentarse como un niño normal, sino normalmente es con sonda, son alimentos muy blandos”.

Chucho estudia sexto año de primaria y tres son sus sueños: tener un piano, aprender a tocarlo y ser médico.

Jesús López Vega, dijo: “Quiero ser médico cirujano para ayudar a niños igual como a mí me ayudaron”.
Con información de Arely Melo

LSH