CLIMA Y FENóMENOS NATURALES

Implementan programas de resiliencia en comunidades vulnerables de Tabasco

Los ríos Usumacinta, Grijalva y Carrizal, tres de los más caudalosos del país, kilómetros de lagunas en su territorio e intensas lluvias en la región, hacen de Tabasco un estado de alta vulnerabilidad ante inundaciones.

Habitantes de la comunidad de Boca de San Juan Antonio, municipio de Jonuta, dijeron que en esa región “siempre hay inundaciones”.

Si acá hay algún enfermo, es de mucha gravedad, pues en el camino se nos muere porque no, no hay como trasladarlo rápidamente”, indicó José del Carmen Espinoza, habitante de Jonuta.

En 2007, el desbordamiento de algunos ríos, principalmente del Grijalva y Carrizal, inundó el 80 por ciento del estado.

La inundación afectó a un millón 200 mil habitantes, casi la mitad de la población de la entidad.

Las pérdidas por el siniestro sumaron cerca de 32 mil millones de pesos, equivalente al 30 por ciento del PIB de Tabasco.

Seis años después, la aseguradora Zurich y la Cruz Roja Mexicana implementaron el programa de resiliencia ante inundaciones.

La resiliencia es como poder entender los riesgos a los cuales estamos expuestos… Saber los mecanismos para prevenirlos”, explicó Natalie Darres, jefa de Marketing y Comunicación de Zurich México.

En el proyecto trabajan 24 brigadas integradas por vecinos, en 20 comunidades del municipio de Jonuta, donde año con año, los siete mil 500 habitantes padecen inundaciones, quedando prácticamente incomunicados, desde uno hasta tres meses.

Brenda Ávila, coordinadora del programa de la Cruz Roja, detalló que el trabajo consta de un plan de capacitación familia por familia, hasta llevarlo al nivel comunitario.

Además, los habitantes de la comunidad han aprendido a organizarse y unirse ante la emergencia.

Don José del Carmen mencionó que están preparados para enfrentar la emergencia, “son cosas que nosotros anteriormente no lo sabíamos hacer”.

Ingrid Pérez, habitante de Boca de San Antonio, apuntó que antes del programa no sabían “tomar presión, la temperatura, el pulso y toda esta parte de primeros auxilios”.

Ahora, la comunidad también tiene herramientas como el pluviómetro, para medir la lluvia, y las estacas, que registran la creciente del río y lagunas; así, identifican los riesgos e implementan un plan de acción preventivo o de emergencia.

Si los habitantes “tienen el aviso previo de que va a llegar la creciente, pueden iniciar antes el traslado de ganado, pueden sacar cosechas antes de que se vean anegadas y afectadas y eso minimiza perdidas”, expuso Gilberto Segovia, integrante del Instituto de Protección Civil de Tabasco.

Al bambú lo dobla el viento, “pero conforme pasa el tiempo, él solito se vuelve a enderezar… Eso es resiliencia para mí”, expresó Ingrid Pérez.

 

Con información de Cecilia Reynoso.

 

RMT