ARTE Y CULTURA

Hospital de muñecas antiguas y contemporáneas en Coyoacán, de los pocos que quedan en México

Los talleres de restauración de muñecas han ido desapareciendo en el México: quedan muy pocos y, por lo mismo, se han convertido en lugares de especialidad artesanal.

  • En el mercado Lázaro Cárdenas de Coyoacán sobrevive uno de los pocos que aún quedan en el país.

Los talleres de restauración de muñecas han ido desapareciendo en el México: quedan muy pocos y, por lo mismo, se han convertido en lugares de especialidad artesanal.

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“Yo me llamo Enrique Cervantes Rojas y me dedico a la restauración de muñecas, cualquier tipo de muñecas: antiguas y contemporáneas”, dijo el reparador.

“Lo más común es arreglarles el pelo a las muñecas, arreglarle los ojitos o cambiarle los ojos. Cuando tengo yo los ojos del tamaño adecuado, se los cambio, cuando no, tengo que arreglarlos”, agregó “Don Enrique Cervantes Rojas.

En el mercado Lázaro Cárdenas, ubicado en la alcaldía Coyoacán, sobrevive el Hospital de Muñecas Rojas, de los pocos que quedan en el país, en donde “Don Rojas”, quien lleva 45 años en el oficio, se encarga de darle una segunda oportunidad de vida a las muñecas.

“La mayoría de mi clientela ya es gente adulta, gente que me ha traído sus muñecas, que guardaron sus muñecas 30 o 40 años y sin sus recuerdos, sus sentimientos que tienen guardados y no los tiran. Cuando descubren que hay un hospital de muñecas, inmediatamente las mandan a arregla”, narró Enrique Cervantes Rojas.

Poco a poco, las fábricas de muñecas, al igual que las refacciones que utiliza, se han ido extinguiendo, por lo que el proceso de restauración es completamente artesanal.

Para subsistir, “Don Rojas” ha tenido que tomar otro empleo, pues la restauración de muñecas ya no es tan socorrida como antes. a pesar de todo, el doctor de muñecas, no pierde la pasión y el ánimo con que hace su trabajo.

“Decirles que todavía existimos y que estamos para servirles y que no estén tristes porque todavía se las podemos reparar. Me gusta mi trabajo y más me gusta cuando la gente se va llorando de alegría, se van bien agradecidas”, dijo Enrique Cervantes Rojas, restaurador de muñecas.

Con información de  Paola Betancourt.

LLH