CRIMEN Y SEGURIDAD

Habitantes de Caborca, Sonora, narran el terror que vivieron tras incursión de un convoy armado

La madrugada del pasado 16 de febrero, un convoy de 19 camionetas con hombres armados atravesó Caborca, Sonora, provocando balaceras en distintos puntos de la ciudad.

  • Se reforzaron los operativos de las Fuerzas Federales tras la incursión del convoy.

En Caborca, Sonora, se reforzaron los operativos de las Fuerzas Federales tras la incursión de un convoy con hombres armados el pasado miércoles.

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La madrugada del pasado 16 de febrero, un convoy de 19 camionetas con hombres armados atravesó Caborca, Sonora, provocando balaceras en distintos puntos de la ciudad. Doña Esther de 72 años de edad, dice que dormía con su hija y dos nietas, cuando los hombres armados balearon la casa de sus vecinos y  que también intentaron entrar a su casa disparando.

“Esta puerta sí, la quisieron abrir, la patalearon para entrar. Cuando gritaba le decía mi hija que no, que no se metieran porque estábamos puras mujeres. ¿Para qué querían entrar?, pues yo creo para acabar de rematarnos a nosotros”, indicó Esther.

“Le dieron aquí al refrigerador y aquí a la puerta y luego los vidrios también. Aquí también le pegaron todo esto de la pared nada más que ya lo remendaron; como la niña está mala de los nervios para que no esté viendo todo esto feo, este lo acababa de comprar mi hija, aquí le tumbaron el asa, le dieron ahí,  una cosa espantosa oiga, parecía que estábamos en la guerra, muy feo”, comentó Esther, habitante.

Al igual que sus vecinos, doña Esther y su familia abandonaron su casa. Solo van por las tardes a cuidar sus pertenencias.

“Ahora nos sentamos, no podemos ni comer, porque pasa un carro y arrancan corriendo ellas y la niña más chiquita llorando; digo, Diosito es una pesadilla la que estoy viviendo, pero ya vuelvo a la realidad y me doy cuenta que no”, apuntó Esther, habitante de Caborca.

El convoy, que formaría parte de un brazo armado del Cártel de Sinaloa, desfiló desde Altar, Sonora hasta Caborca, incluso pasó frente a una base de la Guardia Nacional y un cuartel militar; según expertos, grupos locales y el llamado Cártel de Altar se disputan la zona, considerada estratégica al conectar decenas de poblados fronterizos.

“El día que se suscitaron estos hechos yo contaba con un estado de fuerza de alrededor de cuatro unidades con 15 elementos”, señaló Gustavo Guevara, comisario de la Policía Municipal de Caborca, Sonora.

En videos difundidos en redes sociales, se aprecia al convoy de vehículos recorriendo las calles sin la presencia de autoridades, disparando y recargando combustible.

Llegaron pitando que saliéramos y que les echáramos gasolina y gritando del grupo que pertenecían, traían armas y todo, pero fue rápido, no, nos pagaron. No nos queríamos mover de aquí porque seguían los balazos, siguieron por toda la ciudad echando desmadre”, dijo aun empleado de una gasolinera de Caborca, Sonora.

Tras casi seis horas de terror, el saldo de la incursión armada fue de dos personas asesinadas y cinco privadas de la libertad,  entre ellos Eduardo Uribe y Sebastián Manríquez, ambos de 23 años de edad, que fueron liberados horas después sanos y salvos.

“De repente tocan, me voy asomando, miré a mi hijo y al soltar en llanto uno pues uno como padre, él se encuentra, ya después de que nos los entregaron, en estado de shock, desencajado y todo, papá no puedo decir más, lo único que me traían encapuchado a mi me subieron a un carro y a Eduardo lo subieron a otro yo oía nomás que se traían un relajo se oían balazos y todo eso que le hacían preguntas por personas, personas que él desconocía”, señaló Marco Antonio Mánriquez.

Para este fin de semana las otras tres personas reportadas como desaparecidas también fueron localizadas con vida. Tras los hechos se desplegaron cerca de 200 elementos del Ejército, Guardia Nacional y Policía estatal en la zona, y las autoridades exhortaron a que nadie estuviera en la calle a partir de las 10 de la noche y aunque este lunes se reanudaron las actividades en Caborca y Pitiquito, la población sigue temerosa.

“Llegamos a ese conformismo y pérdida de dignidad porque no podemos o no sabemos cómo defendernos llegan, entran como Juan por su casa”, dijo Marco Antonio Manriquez, padre de joven privado de su libertad.

Con información de Víctor Valles-Mata y Julián López.

LLH