CORRUPCIóN

Fertilizantes gratuitos del programa Bienestar se venden de forma ilegal y por toneladas en Guerrero

Fertilizantes para del programa Bienestar que tendrían que ser entregados de manera gratuita a campesinos en nueve estados del país para la siembra de maíz, frijol y arroz, se está vendiendo por toneladas en comercializadoras privadas de Guerrero.

  • La guerra entre Rusia y Ucrania, principales productores de fertilizantes a nivel mundial, generó desabasto; en México, la escasez provocó que los precios se duplicaran.

En un entorno internacional como el que se está viviendo, la producción local de alimentos es fundamental, pero se necesitan fertilizantes y su precio también ha subido mucho en el mercado mundial, incluso hay países que cerraron su exportación.

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Mientras en México, costales del programa gubernamental Fertilizantes para el Bienestar que tendrían que ser entregados de manera gratuita a campesinos en nueve estados del país para la siembra de maíz, frijol y arroz, se está vendiendo por toneladas en comercializadoras privadas de Guerrero.

En bodegas de empresas privadas como “Agroacapulco” y “Biofertilizantes del Centro”, en Chilpancingo, guerrero, permanecen apilados, listos para venderse, cientos de costales llenos de fertilizantes de dap, granulado 18-46-00, y de urea, de la marca Fertinal, que son exclusivos de programa gubernamental fertilizantes para el bienestar; el producto es producido y envasado en las plantas de Agroindustrias del Balsas y en Pro-Agroindustria, que pertenecen a Pemex- Fertilizantes y está prohibida su venta…

El gobierno de López Obrador invirtió 300 millones de dólares a las dos plantas de fertilizantes que fueron compradas, durante la administración de Peña Nieto, porque eran pura chatarra. Hace unos meses, apenas empezaron a producir al cinco por ciento; en junio de 2020, en punto documentó que el fertilizante, que se ha venido entregando a los campesinos para la siembra de maíz, frijol o arroz, ha sido comprado en Indonesia, China y Ucrania y envasado en costales con la marca de Fertinal.

La guerra entre Rusia y Ucrania, principales productores de fertilizantes a nivel mundial, generó desabasto; en México, la escasez provocó que los precios se duplicaran; el año pasado, un costal de 50 kilos de urea y dap, 18-46-00, tenían un costo de 600 pesos, cada uno. Hoy se venden hasta en mil 200 pesos.

Las empresas Agroacapulco y Biofertilizantes del Centro también reembolsan el fertilizante de Fertinal en bultos de sus propias marcas; también lo mezclan con otros agroquímicos para venderlo en los establecimientos que tienen en Guerrero y en el Estado de México, en sus bodegas están los costales, de Fertinal, que han sido vaciados.

Mientras estas empresas reciben de manera ilegal el fertilizante del gobierno, los campesinos y pequeños productores del municipio de Iguala denuncian que todavía no les ha llegado, a pesar de que desde el 30 de abril, la Secretaría de Agricultura anunció que tenía más de 75 mil toneladas en sus centros de distribución para beneficiar a 329 mil 470 agricultores de Guerrero.

“Anteriormente hemos sembrado 18 hectáreas y por motivo del alza del fertilizante, vamos a disminuir la producción de maíz, por lo mismo de que no tenemos el apoyo del gobierno federal. No vamos a alcanzar a sembrar esas hectáreas”, apuntó Ambrosio Reteguin, pequeño productor de maíz en Iguala.

“Estamos a finales de mayo y como ustedes pueden ver nada se ha preparado para el terreno; estamos sin dinero, ¿y cómo vamos a levantar producción si no nos ayudan?”, dijo Nicanor Reteguin, pequeño productor de maíz, en Iguala, Guerrero.

Campesinos de la comunidad de Cerro de Piedra, en Acapulco, tuvieron que recorrer 27 kilómetros y pagar flete para recoger el fertilizante, en un centro de distribución del puerto; a cada campesino se le entrega un paquete de tres bultos de urea y tres bultos de dap, para sembrar una hectárea de maíz.

“Cada vez dan menos. Sembramos tres hectáreas, pero no alcanza; no sabemos qué vamos a hacer”, dijo Jesús Santiago Nava, campesino de Cerro de Piedra, en Acapulco.

Con información de Fátima Monterrosa y Carlos Moreno.

LLH