La noche de este sábado 25 de junio los feligreses de Creel despidieron a los sacerdotes jesuitas, asesinados en Cerocahui, Chihuahua.
Te recomendamos: Cientos despiden en una misa en Chihuahua a sacerdotes jesuitas asesinados
“Sentí mucha tristeza, me brincaba el corazón, siento bien feo, sentía helado mi cuerpo”, dijo doña Margarita Baquetero, de la comunidad Rarámuri.
Poco antes de las 19:00 horas, llegaron a la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes las carrozas fúnebres, procedentes de Chihuahua, ciudad capital.
En medio de un fuerte dispositivo de seguridad en el que participaron vehículos artillados del Ejército, de la Guardia Nacional y de la Secretaría de Seguridad Pública de Chihuahua, la gente acudió a misa en la iglesia del centro de Creel.
La iglesia estaba llena.
El padre Luis Gerardo habló de la humildad de los dos sacerdotes, quienes dijo, no aspiraban a nada material.
“Me tocó ir a reconocer los cuerpos de nuestros hermanos, una experiencia dolorosa, triste, me entregaron en dos bolsitas de plástico, lo que ellos traían, del ‘Gallo’, Javier, su clásica navaja y su porta celular, de Joaquín, su carterita, era todo, no más, el día lunes, cuando les demos cristiana sepultura, se irán con eso”, comentó el padre Luis Gerardo, provincial de los Jesuitas.
La señora Margarita, de 86 años, viajó cinco horas en una camioneta para cantarle el Padre Nuestro a los sacerdotes.
“Nomás a eso venimos, a cantarle el Padre Nuestro a los mártires”, dijo doña Margarita, de la comunidad Rarámuri.
Tras más de hora y media de homilía, la misa terminó y la iglesia permaneció abierta para que los feligreses pudieran despedirse del padre “Gallo” y del padre “Morita”, como les llamaban de cariño.
Este domingo habrá otra misa de cuerpo presente en Creel para después salir en cortejo hacia Cerocahui, en donde habrá otra homilía para darles el último adiós el próximo lunes.
Con información de Francisco Santa Anna
HAVJ-JLR
