Santiago es un indígena tarahumara que abandonó su tierra en el municipio de Guachochi, Chihuahua, ante la violencia provocada por grupos delictivos que se disputa el control de la plaza.
“Lo que nosotros tratamos de hacer es buscar mejor vida que no sea en nuestro pueblo porque ya prácticamente ya no tenemos nada allá. A nuestros hermanos tarahumara les han arrebatado tierras para el cultivo”, afirmó Santiago.
De acuerdo con la Comisión Estatal de los Pueblos Indígenas, aproximadamente entre 30 y 40 familias han dejado sus comunidades.
“Son desplazados por la violencia criminal. La violencia criminal está vinculada al crimen organizado a la lucha por el control de plazas a la lucha por el control de territorio para la siembra de enervantes”, explicó María Teresa Guerrero, comisionada estatal de los Pueblos Indígenas.
El fiscal general del estado, César Peniche, reconoció que falta incrementar la seguridad en las comunidades serranas para disminuir los índices delictivos.
“Se van a intensificar estos operativos desde el principio de la administración se ha señalado las debilidades que presenta esa región”.
En tanto la Comisión Estatal de los Pueblos indígenas apoyará a las comunidades tarahumaras para activar la agricultura y ganadería para frenar la migración de las familias indígenas.
Con información de Germán Sáenz
AGHO
