En Punto visita el campamento de desplazados guatemaltecos en Campeche

Una loma fangosa y maloliente da refugio a cientos de guatemaltecos desplazados de su tierra en territorio mexicano.

El campamento en el que se instalaron se encuentra sobre la línea imaginaria que divide México de Guatemala, a cinco kilómetros y medio del último centro poblacional del lado mexicano. Sel lama El Desengaño, como mala broma, es lo que viven en este asentamiento los refugiados que el 1º de junio por la noche tuvieron que salir de su comunidad por la amenaza de ser desalojados.

“Me acuerdo que de repente nomás nos sacaron y ni pensábamos salir y todita la comunidad a sacar cosas como pudimos y nos salimos”, dijo Salomé Pérez, desplazada.

“En nuestro país ha sido así, los engañan, los sacan, los llevan y los dejan botados”, afirmó Constantino Vázquez, representante de los desplazados.

Los desplazados guatemaltecos vivían en Laguna Larga, una pequeña ranchería ubicada a tres kilómetros de la frontera con Campeche.

En Punto es el primer medio de información que llegó hasta ese lugar para corroborar las condiciones en que quedó la comunidad campesina, luego de que la Policía Nacional y el Ejército guatemalteco tomaran el lugar por encontrarse en el área protegida de El Petén.

Agner creció en Laguna Larga y volvió para observar lo que queda de la que fue su casa.

“Destrozaron todo, los soldados nos sacaron de aquí, lo que era la cocina lo quemaron, si venimos para acá nos llevan para Guatemala y allá nos dejan botados en la calle”, aseguró Agner.

Desde hace 23 días, 416 humanos sobreviven a calores superiores a los 30 grados centígrados que levantan una mezcla de aromas: estiércol, madera quemada, agua podrida y sudor, todas miserias humanas.

“Es duro, es difícil porque hasta para ir al baño no tenemos donde, vamos al monte, aquí arreglamos un sanitario familiar, allá tenemos, pero es solo para mujeres, los pobres hombres buscan por ahí porque el lugar no está capacitado para eso, es muy poquito y para la comunidad es bastante, no alcanza”, dijo Salomé Perez, desplazada.

En 2006, un grupo de campesinos se ubicó a la orilla de La Laguna con permiso gubernamental.

En 2013, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas de Guatemala ganó una sentencia de expulsión para los habitantes, argumentando el cuidado del medio ambiente y la protección de los recursos naturales de El Petén.

Instituciones mexicanas brindan alimentos, ropa y apoyo médico a los desplazados, pero las condiciones de los habitantes de este campamento empeoran cada día.

“Cuando uno se baña, queda una picazón en el cuerpo, nostá bien el agua”, aseguró Salomé.

“A mí me dio una infección urinaria, tenía mucho dolor”, dijo Marilú Trinidad, desplazada.

Con información de Joaquín Fuentes

LHE