ESTADOS UNIDOS

Todos contra Trump: Quinto debate demócrata emociona menos que el ‘impeachment’

Los 10 aspirantes que buscan desalojar a Donald Trump de la Casa en 2020 se enfrentaron este miércoles en el quinto debate por la carrera presidencial demócrata

Los demócratas que aspiran a desalojar a Donald Trump de la Casa Blanca de aquí a un año celebraron este miércoles un debate que no pudo competir con el proceso de “impeachment” que estos días monopoliza la política estadounidense.

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El debate empezó a las 21.00 hora local de Atlanta (Georgia), exactamente 12 horas después de que en Washington el embajador Gordon Sondland admitiese en una declaración demoledora que todo lo que hizo en Ucrania fue bajo las directrices de Trump.

Sin una figura sobresaliente o alguna diatriba de peso, el quinto debate demócrata dejó este miércoles la sensación de un “todos contra” el presidente de EE.UU., Donald Trump, que entre acusaciones y críticas terminó por robarle el protagonismo a los aspirantes a la candidatura del partido azul.

“No podemos ser consumidos por Donald Trump”, alertó en la apertura del encuentro el experimentado senador Bernie Sanders a sus nueve compañeros de escenario, al señalar que siguiendo ese camino perderán la elección del año próximo.

Pero al final todos sucumbieron ante la tentación de atacar a Trump, que este miércoles enfrentó una de las jornadas más duras de las audiencias públicas celebradas dentro de la investigación de juicio político que le sigue la cámara baja.

Fue precisamente ese proceso el que abrió las preguntas y desplazó gran parte de los temas de la discusión que esta vez no abordó la problemática de las armas en el país.

TRUMP Y EL JUICIO POLÍTICO

Horas después de que el embajador ante la Unión Europea (UE), Gordon Sondland, asegurara ante los congresistas que existió “quid pro quo” en las coacciones de Trump a Ucrania, los aspirantes demócratas no ahorraron críticas hacia el gobernante.

“Tenemos que establecer el principio de que nadie va a estar por encima de la ley”, puntualizó la senadora Elizabeth Warren, quien consideró haber visto lo suficiente como para que Trump sea destituido.

Sanders se plegó a la ola e indicó que Trump “no solamente es un mentiroso patológico” sino el “presidente más corrupto de la historia del país”, y apuntó que la gente considera que si quebrantó la ley “debería ser procesado como cualquier otro individuo”.

El alcalde Pete Buttigieg opinó que en circunstancias normales el presidente debería dejar su oficina y, al compararse con él, recordó que no juega golf, el deporte favorito del inquilino de la Casa Blanca.

La senadora Kamala Harris se quejó de que el embajador Sondland haya desvelado una “empresa criminal” y una “Administración corrupta”, por lo que exigió que haya la misma justicia para todos.

“Pensamos que Donald Trump es un problema. No. Es un síntoma no una enfermedad”, recordó, por su parte, el emprendedor Andrew Yang.

POLÍTICA EXTERIOR BAJO EXAMEN

El exvicepresidente Joe Biden, quien hizo gala de su experiencia política, aseguró que de llegar al poder dejaría de vender armas a Arabia Saudí y responsabilizó al “príncipe coronado” del asesinato del periodista Jamal Khashoggi.

También indicó que buscaría que las Naciones Unidas condenen a China por mantener uigures en centros de detención en Xinjiang y por no cumplir sus compromisos con Hong Kong.

Sanders planteó, entretanto, que Washington busque acercar posiciones entre Irán y Arabia Saudí e incluso entre Israel y Palestina.

“Soy pro-Israel, pero debemos tratar a los palestinos con el respeto que se merecen”, argumentó.

Con respecto a la migración, Warren criticó que se haya separado a niños inmigrantes de sus familias, y reclamó que se viva en la frontera “a la altura de los valores” estadounidenses.

MUJERES EN CONTIENDA

Con cuatro mujeres aspirantes y cuatro periodistas haciendo preguntas, el asunto de género no estuvo ausente de la controversia.

“A las mujeres se les pide un estándar más alto”, reclamó la senadora Amy Klobuchar, quien en una confidencia admitió haber recurrido a todos quienes podía para financiar su campaña, incluidos sus exnovios, que, dijo, aportaron 17 mil dólares.

“Si crees que una mujer no puede vencer a Donald Trump, (la presidenta de la Cámara de Representantes) Nancy Pelosi lo hace todos los días”, subrayó, entre aplausos.

CAMBIO CLIMÁTICO Y OTROS TEMAS

El multimillonario Tom Steyer enarboló como su bandera la atención a la crisis climática y la necesidad de que haya “cambios estructurales en Washington”, al argumentar que el Gobierno está bajo la influencia de las grandes corporaciones.

Yang recordó la importancia de pensar en “las verdaderas amenazas del futuro”, entre las que mencionó la inversión de China en inteligencia artificial, lo que, a su juicio, pone a Estados Unidos en riesgo de perder su carrera armamentista.

Mientras que la congresista Tulsi Gabbard, quien es excombatiente, pidió que no se envíen más soldados a “sacar dictadores” y, casi al final, se enfrentó a Buttigieg, también excombatiente, sobre el uso de tropas estadounidenses en México y un encuentro que ella mantuvo con el presidente sirio, Bachar Al Asad.

Debate sin víctimas

Conducido por MSNBC y The Washington Post, los organizadores del debate pusieron un inédito -al menos que se recuerde- panel de solo mujeres –Andrea Mitchell, Rachel Maddow, Kristen Welker y Ashley Parker- para dirigirlo.

Teniendo en cuenta que cuatro de los diez demócratas en Atlanta también eran mujeres -las senadoras Kamala Harris, Amy Klobuchar y Elizabeth Warren, además de la congresista Tulsi Gabbard-, los hombres quedaron por una vez en minoría sobre el escenario.

Las moderadoras inyectaron un gran dinamismo al debate, pero los constantes cambios de tema apenas permitieron a los candidatos confrontar sus propuestas ni, al final de las más de dos horas de gimnasia dialéctica, destacar por encima de los otros.

La periodista del The New York Times, Sydney Ember, que siguió el debate desde una proyección en Iowa, el primer estado que acudirá este 2020 a las urnas, aseguró antes de que llegase a su ecuador que “mucha gente aquí en Des Moines se está marchando”.

Algunos, quizás, ya habían pasado horas pegados al televisor con una sonrisa de oreja a oreja para ver cómo Sondland ponía en apuros no solo a Trump, sino a media Casa Blanca, y el debate les supo a poco.

“Este debate realmente ha matado mi vibra ‘impeachment‘”, aseguró en Twitter la comediante Francesca Fiorentini.

Los que desertaron se perdieron los momentos finales, cuando, al ver que se agotaban sus oportunidades, los candidatos trataron de destacar y ser recordados por algo, ya fuese por su sentido del humor o por intentar noquear a alguien.

El senador Cory Booker, cuya participación en el próximo debate peligra, bromeó con la posibilidad de que el exvicepresidente Joe Biden estuviese “drogado” cuando recientemente se opuso a legalizar la marihuana en Estados Unidos.

“La marihuana en nuestro país ya es legal para los privilegiados y esta guerra contra las drogas ha sido una guerra contra los afroamericanos y los latinos”, dijo poniéndose serio para denunciar los estragos en estas comunidades del sistema de justicia.

Biden respondió que sí apoya la despenalización de la marihuana y defendió que su candidatura “sale de la comunidad afroamericana”, al presumir de que tiene el apoyo de la “única” afroamericana elegida senadora en EE.UU., Carol Moseley Braun.

Atónita, a su lado, Harris, también mujer afroamericana, le tuvo que recordar su condición de senadora.

Biden ha evidenciado que no tiene una gran agilidad para debatir y sus meteduras de pata son algo más que ocasionales, pero sigue a la cabeza de la mayoría de encuestas, por delante de Sanders, Warren y del joven alcalde Pete Buttigieg.

El debate a fin de cuentas terminó sin víctimas, ya que, pese a que Sanders había instado a sus colegas a no dejar que Trump les consumiera la iniciativa, el presidente se erigió como el enemigo común.

Los aspirantes hace semanas que han puesto sus cartas sobre la mesa para ganarse al votante demócrata y han demostrado casi cada vez que han tenido la ocasión que no están interesados en desgastarse entre ellos.

Sea como sea, la hasta hace poco hirviente contienda demócrata muestra síntomas de agotamiento y parece haber dejado paso al emocionante proceso de “impeachment” mientras espera que llegue su primera cita con las urnas, en febrero en Iowa.

Con información de EFE.

LLH