CRIMEN Y SEGURIDAD

Escándalo de cadáveres en tráiler revela negligencia del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses

Hay desaparecidos que no están desaparecidos. Es la propia autoridad la que los pierde con su incompetencia y falta de escrúpulos.

En Jalisco, durante años estuvieron en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) cuerpos de personas que sus familiares iban a buscar.

Daban muestras de ADN y les decían que no tenían nada, pero ahí estaban.

Lo que pasa es que no hacían su trabajo. No integraban las carpetas, no buscaban.

Tuvo que pasar el escándalo del tráiler con la caja frigorífica llena de cadáveres deambulando por Guadalajara para que empezaran a hacer lo que les toca.

Por lo menos tres veces al año, desde 2014, Laura y su familia acudían al Instituto Forense de Jalisco buscando a su esposo, Alejandro Aedina, desaparecido el 19 de diciembre de ese año.

“En junio fueron dos de mis hijos y no había nada”, indicó Josefina Soto, madre de Alejandro Medina.

Tres meses después, tras la noticia de la existencia de un tráiler lleno de cadáveres sin identificar, Laura acudió nuevamente al Semefo. Ahí, finalmente identificó a su esposo en fotos que nunca antes le habían mostrado

“Me meten a un cuartito y me empiezan a enseñar. Sale una foto de un tatuaje de mi nombre”, dijo Laura González, esposa de Alejandro Medina.

Así, luego de tres años y nueve meses de agobiante búsqueda, el pasado 26 de septiembre, la familia se enteró que el cadáver de Alejandro estuvo en el Semefo desde 2015, amontonado con otros cientos de cuerpos.

“Encontraron el cuerpo en un canal. Esas fotos se las sacaron el día que lo encontraron y no puedo creer que hayan tenido el cuerpo de mi esposo a tanto tiempo ahí. Teniendo el ADN de mi suegra, teniendo dirección, las fotos”, apuntó Laura González, esposa de Alejandro Medina.

“Si no haya sido por esto que está pasando de los tráileres no nos hubiéramos dado cuenta”, apuntó Josefina Soto, madre de Alejandro Medina.

El pasado 28 de septiembre la familia recibió los restos de Alejandro. La certeza de su muerte fue un alivio para ellos, aunque no es total.

-¿Si era el que iba en las bolsas?

“Solo dios y ellos saben”, añadió Josefina Soto.

Además, la hija menor de Josefina, Karen Guadalupe, de 21 años, desapareció el 26 de diciembre de 2014 y hasta ahora nada sabe de ella.

“Al ver a su hermano, ya una semana, que no regresaba, ella dijo que iba a salir a buscar a su hermano que ella más o menos sabia las partes que él frecuentaba, no regresó ninguno de los dos. Para mí como madre no acaba esta pesadilla”, indicó Josefina Soto.

Con información de Cecilia Reynoso y Adrián Tinoco.

LLH