CRIMEN Y SEGURIDAD

En Punto capta a asalta trenes en Puebla

La tripulación de este tren de carga sabe que, al entrar al túnel que divide Veracruz y Puebla, pueden ser atacados en cualquier momento por los asalta trenes. Salen del túnel y avanzan. Súbitamente, al lado de la vía, aparecen camionetas con civiles, algunos traen el rostro tapado.

“No, ya valimos, ahí viene más gente, esta gente se está reuniendo para pararnos más adelante, ya hay varias camionetas con gente arriba, en el momento en que logren detenernos es cuando van atracar”, dice uno de los tripulantes del tren.

Hay una obstrucción sobre los rieles y el maquinista disminuye la velocidad del tren que se extiende a lo largo de un kilómetro. En el último vagón viajan policías contratados por la empresa Ferrosur para tratar de combatir a los criminales.

“Son barricadas, colocaron barricadas con piedras, son dos barricadas”, describe el maquinista.

El tren se detiene. Los delincuentes colocaron dos barricadas en la comunidad de Puente Colorado, municipio de Chapulco, Puebla.

A solo unos metros hay una carpa de la Policía Estatal.

“Se supone que es de seguridad, pero hay mucha gente de civil, al parecer no están los de seguridad, hay gente aproximándose a las unidades, esperemos que no nos abran las tolvas porque empieza el regadero”, dice uno de los trabajadores.

Los tripulantes de este tren ya ha sido víctimas de los saqueadores, por eso en esta ocasión observan con miedo cómo llegan más vehículos y aparecen más civiles que se escondían entre los árboles, algunos se aproximan a las vías.

Civiles salen y entran de la carpa, más gente llega desde el cerro, llevan herramientas para abrir los contenedores.

“Están llegando más camionetas por la terracería, toda esta terracería llega a lo que es Cañada Morelos”, afirma otro de los trabajadores.

La tripulación cierra las puertas de la cabina, esperan… tratan de comunicarse, pero en la zona no hay buena señal.

“Aquí no podemos bajarnos, ni asomarnos, hemos detectado, hemos visto gente armada”, alerta un tripulante del tren.

Los civiles se agrupan, otros llaman por teléfono, esperan órdenes, se suben a las unidades, van a la parte trasera del tren. Más vehículos llegan al lugar de la carpa.

“Está bajando más gente, está bajando más gente, vean cuanta gente está bajando, subiendo a las camionetas, pero vean cuanta gente, que será unos 40, se subieron a la camioneta de redilas, fueron por ellos”, dice un trabajador.

Las unidades se van por el camino de terracería. La mayoría de los asalta trenes viaja en el camión de redilas con una leyenda: “Dios es amor”.

“Posiblemente ya se vayan a subir atrás del tren o ya nos estén robando, por todo el movimiento que están haciendo posiblemente ya nos estén pegando”, señala el maquinista.

Minutos después, salen los policías que resguardan el tren, los asaltantes se esconden, los que viajan en la camioneta de redilas se ocultan en la caja, pasan a lado de uno de los policías y huyen.

La tripulación sale de la cabina y baja del tren para quitar las barricadas. La operación tiene que ser rápida porque ahí corren peligro.

Terminan y se retiran pronto para continuar el viaje, saben que los ataques apenas comienzan porque acaban de ingresar al triángulo rojo poblano.

“Sólo en septiembre, y tenemos la contabilidad hasta el día 11, van 69 de estos ataques, en esta zona estamos recibiendo 11 ataques al día”, subrayó Lourdes Aranda, encargada de Relaciones Gubernamentales y Comunicación de la empresa Ferrosur.

Con información de Marco Antonio Coronel

LHE