POLíTICA

El rey Carlos III y sus hermanos velarán el féretro de la reina Isabel II, en Londres

Conocida como “la vigilia de los príncipes”, la solemne ceremonia reunirá al monarca con sus hermanos Ana, Andrés y Eduardo en otro de los momentos fuertes de los 10 días de luto y homenajes a la soberana fallecida el pasado 8 de septiembre a los 96 años

  • Esta tradición se remonta a 1936, cuando los cuatro hijos del Jorge V montaron guardia en torno a su ataúd

Los cuatro hijos de Isabel II, encabezados por el nuevo rey Carlos III, velarán este viernes el féretro de su madre en Westminster Hall, la capilla ardiente en que los británicos seguirán despidiéndose de su reina hasta el funeral del lunes.

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Conocida como “la vigilia de los príncipes”, la solemne ceremonia reunirá al monarca, de 73 años, con sus hermanos Ana (72), Andrés (62) y Eduardo (58) en otro de los momentos fuertes de los diez días de luto y homenajes a la soberana fallecida el 8 de septiembre a los 96 años.

Esta tradición se remonta a 1936, cuando los cuatro hijos del Jorge V montaron guardia en torno a su ataúd.

Carlos y sus hermanos ya velaron el féretro de Isabel II en Edimburgo el lunes, mientras los escoceses desfilaban por la primera capilla ardiente de la monarca, establecida allí porque falleció cuando se encontraba en su castillo escocés de Balmoral.

Durante 10 minutos, permanecieron con las cabezas inclinadas a los cuatro costados del ataúd de roble, vestidos con sus galas militares, a excepción de Andrés, al que la propia reina retiró este honor el año pasado a raíz de un escándalo sexual.

La vigilia comenzará a las 19H30 (18H30 GMT) en Westminster Hall, una majestuosa sala del siglo XI que constituye la parte más antigua del Parlamento británico.

Allí el féretro yace sobre un catafalco púrpura, en lo alto de un zócalo de cuatro peldaños, cubierto por el estandarte real, la corona imperial y el cetro, símbolos de poder de la monarquía británica.

Desde el miércoles por la tarde desfilaron ante él miles de británicos dispuestos a esperar horas y horas en la calle para despedirse de la que fue su reina y símbolo de estabilidad durante 70 años.

“Pudimos parar unos segundos (junto al ataúd). No nos apresuraron dentro, es muy tranquilo”, dijo Rupa Jones, una londinense de 43 años que acudió, totalmente de luto, junto a su tía Unita Jogia, de 65 años, también vestida de negro.

“No creo que volvamos a tener otra monarca como ella. (…) Todos los años esperábamos su mensaje de Navidad. Yo crecí con eso, ahora va a ser muy diferente”, añadía Unita.

Abierta casi ininterrumpidamente hasta la madrugada del lunes, día del funeral de Estado y posterior inhumación de la reina, la capilla ardiente fue escenario de escenas de gran emoción y profundo respeto.

Durante la larga espera, “estableces una verdadera relación con la gente que está delante y detrás. Se convierten en tus amigos (…) pero en cuanto llegamos a la puerta del gran salón esa cordialidad cambió y se convirtió en algo muy sombrío y respetuoso”, explicó Sue Davies, de 61 años.

Antes de la vigilia, Carlos III proseguirá su viaje por las cuatro naciones que conforman el Reino Unido.

Tras su paso por Escocia el lunes, Irlanda del Norte el martes e Inglaterra el miércoles, más un día de descanso el jueves en su residencia de campo, llega ahora el turno de Gales, donde pasó algún tiempo durante su juventud y cuya complicada lengua se enorgullece de haber aprendido como Príncipe de Gales.

Su hijo mayor Guillermo, de 40 años, nuevo heredero al trono, heredó también este título, creado hace siete siglos y que algunos han llamado a abolir tras la muerte de Isabel II, mientras crece el sentimiento nacionalista en esta región del suroeste de Gran Bretaña.

“Hay opiniones encontradas. Mucha gente no quiere el título de Príncipe de Gales porque creen que debería recaer en una persona galesa“, dijo Maria Sarnacki, alcaldesa de Caernarfon, localidad conocida por su imponente castillo.

El título de Príncipe de Gales fue utilizado originalmente por los príncipes nativos, pero el último, Llywelyn ap Gruffudd, fue ejecutado en 1282 durante la conquista de Gales por el rey Eduardo I de Inglaterra.

Casi 750 años más tarde, la región goza de autonomía política y registra un distanciamiento de la Corona que Carlos III, menos popular que su madre, tendrá que esforzarse por superar.

Con información de AFP.

LLH