El papa Francisco ora postrado en misa de Viernes Santo

El papa Francisco oró postrado durante un servicio religioso con motivo del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro. El pontífice de 80 años permaneció varios minutos frente al altar. Llevaba puesta vestimenta carmesí en el día que se conmemora la crucifixión de Jesús.

Varias veces durante el servicio religioso, Francisco inclinó su cabeza en una reflexión silenciosa.

El predicador papal, el padre Raniero Cantalamessa, dijo a los fieles que con la jornada se recordaba la “muerte violenta” de Jesús hace 2.000 años, aun cuando a diario se escuchan noticias de decesos violentos, porque la crucifixión de Cristo “cambió para siempre el rostro mismo de la muerte”.

Cantalamessa describió la cruz como un tajante “‘no’ de Dios frente a la violencia, la injusticia, el odio, las mentiras”.

Francisco tenía previsto el viernes en la noche ofrecer su homilía en el lugar donde se efectúa la tradicional procesión del Vía Crucis por el antiguo Coliseo en Roma.

RECUERDAN ATENTADOS EN EGIPTO

En la ceremonia central del Viernes Santo, encabezada por el papa Francisco en la Basílica de San Pedro, el predicador de la Casa Pontificia recordó a los cristianos coptos asesinados en los últimos atentados terroristas de Egipto.

“Acabamos de escuchar el relato de la pasión de Cristo. No más que la crónica de una muerte violenta. Nunca faltan noticias de muertos asesinados en nuestros noticiarios. Incluso en estos últimos días ha habido algunas, como la de los cristianos coptos asesinados en Egipto, dijo Raneiro Cantalamessa.

“¿Por qué, entonces, después de 2000 años, el mundo recuerda todavía la muerte de Jesús de Nazaret como si hubiera pasado ayer? El motivo es que su muerte ha cambiado el sentido mismo de la muerte, agregó, hablando en italiano.

A pocos metros suyo estaba Francisco, revestido con una casulla color rojo, quien no tomó la palabra según lo establece la liturgia católica, por tratarse del día más triste y solemne, en el cual se recuerda la muerte de Jesús.

Más adelante, el fraile Cantalamessa se preguntó qué significa la cruz “entre la agitación del mundo, y aclaró que ella significa el “no definitivo e irreversible de Dios a la violencia, a la injusticia, al odio, a la mentira, a todo mal y, al mismo tiempo, es el sí, igualmente irreversible, al amor, a la verdad y al bien.

“No al pecado, si al pecador. Es lo que Jesús ha practicado durante toda su vida y que ahora consagra definitivamente con su muerte, siguió.

Más adelante precisó que el pecador es “criatura de Dios y conserva su dignidad “a pesar de todos sus desvíos, mientras el pecado es una realidad espuria, añadida, fruto de las propias pasiones y de la “envidia del demonio.

Por eso sostuvo que la cruz “no está contra el mundo, sino para el mundo para dar un sentido a todo el sufrimiento que ha habido, hay y habrá en la historia humana.

Insistió que la cruz es la proclamación viva de que la victoria final no es de quien triunfa sobre los demás, sino de quien triunfa sobre sí mismo; no de quien hace sufrir, sino de quien sufre.

En otro pasaje precisó que la cruz no está “inmóvil en medio de los vaivenes del mundo, como recuerdo de un acontecimiento pasado o un puro símbolo, sino que está en él como una realidad en curso, viva y operante.

Sostuvo que Cristo no apareció en el mundo para explicar las cosas, sino para “cambiar a las personas.

Señaló que quien tiene un “corazón de tinieblas no es solamente algún malvado escondido en el fondo de la jungla, sino que, en distinta medida, está dentro de cada uno de los seres humanos.

“Corazón de piedra es el corazón cerrado a la voluntad de Dios y al sufrimiento de los hermanos, el corazón de quien acumula sumas ilimitadas de dinero y queda indiferente ante la desesperación de quien no tiene un vaso de agua para dar al propio hijo; es también el corazón de quien se deja dominar completamente por la pasión impura, dispuesto a matar por ella, o a llevar una doble vida, precisó.

“Para no quedarnos con la mirada siempre dirigida hacia el exterior, hacia los demás, digamos, más concretamente: es nuestro corazón de cristianos practicantes, si vivimos todavía fundamentalmente para nosotros mismos o para el señor, apuntó.

Al final de la celebración, el Papa, los cardenales y fieles presentes en la Basílica de San Pedro desfilaron ante la cruz ubicada bajo el altar mayor para adorarla y besarla.

Decenas de personas perdieron la vida el pasado Domingo de Ramos en dos atentados terroristas con bombas perpetrados contra templos cristianos coptos en iglesias de las ciudades de Tanta y Alejandría, pocos días antes del viaje apostólico del pontífice a El Cairo, previsto los próximos días 28 y 29 de abril.

MLV