El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó este martes a la ciudad de Yuma, en Arizona, donde visitará la frontera con México y retomará sus políticas antiinmigrantes.
Un día después de dar un discurso sobre Afganistán, que lo situó en una dirección diferente a la de muchos de sus votantes base, el presidente Trump irá a la base del Cuerpo de Infantería de Marina en la frontera con México e inspeccionará el dron Predator que se usa para patrullar la región.
También está programado que durante la noche participe en un mitin en Phoenix.
Esto hizo que funcionarios locales se preocuparan de que la situación dentro y fuera del recinto donde se llevará a cabo el evento se torne muy tenso, ya ha pasado poco tiempo desde que Trump responsabilizó a “ambos lados” por la violencia en una manifestación organizada por supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia.
La primera parada programada de Trump será la base en Yuma, que es centro de operaciones de la Patrulla Fronteriza, donde planea inspeccionar el equipo usado en esa frontera, incluyendo el dron y otros aparatos aéreos.
Funcionarios del gobierno que informaron a reporteros sobre el viaje dijeron que los arrestos de personas que tratan de cruzar la frontera de manera ilegal entre el 1 de enero y el 31 de julio bajaron 46 por ciento, en comparación con el mismo período del año pasado. Ninguno de los funcionarios aceptó ser identificado por su nombre.
En el 2005 hubo unos 138 mil arrestos. Ese total bajó a 14 mil el año pasado.
Trump está tratando de virar el enfoque hacia el tema central de su campaña, de ser duro contra la inmigración después de exasperar a algunos de sus simpatizantes más leales con su decisión de mantener presencia militar estadounidense en Afganistán. Su base de apoyo también está descontenta por la reciente salida del conservador Steve Bannon, quien era el principal estratega de la Casa Blanca.
Bannon se había comprometido a recordarle a Trump lo que su base quería de su presidencia, y algunos estrategas conservadores han dicho abiertamente que les preocupa que ahora Trump, sin Bannon, vaya a ser muy influido por los dirigentes republicanos en temas como la política de Afganistán.
Los funcionarios de la Casa Blanca se negaron a discutir los planes del presidente respecto a Arpaio.
FJMM