CIENCIA Y TECNOLOGíA

Digisexuales, robots que pueden satisfacer las fantasías sexuales

Todo comenzó con la computadora y el internet, luego le siguió la realidad virtual, la inteligencia artificial, luego los robots humanoides como Sophia, la primera robot ciudadana del mundo, y ahora una brecha más comienza a abrirse con los llamados digisexuales.

Atrás quedaron las relaciones humanas, la forma de enamorarse y hasta de los encuentros sexuales porque estas personas sólo se sienten atraídos por robots o inteligencias artificiales, no por humanos.

A finales del 2017, investigadores de la Universidad de Wisconsin publicaron un artículo en la revista Sexual and Relationship Therapy donde se acuñaba el término digisexualidad: ese disfrute sexual ayudado por tecnologías como juguetes sexuales inteligentes o muñecas eróticas robóticas.

En meses pasados un grupo de investigadores de la Universidad de Manitoba, en Canadá, indicaron en otro estudio que la tendencia a satisfacer la sexualidad sólo con robots aumentará a partir del 2020, pues aseguran que las personas formarán una intensa conexión con sus compañeros robots , que estarán hechos a medida para satisfacer los deseos de las personas y podrán hacer cosas imposibles de realizar para otros humanos.

Ya existen robots sexuales capaces de realizar hasta 50 posiciones automáticas sexuales; otros pueden entablar conversaciones como es el caso Harmony, la primera muñeca sexual con inteligencia artificial.

Zheng Jiajia es uno de los primeros digisexuales en el mundo. En 2017 este ingeniero chino de entonces 31 años de edad se casó con un robot que él mismo construyó después de varios años de no encontrar una esposa humana.

En Barcelona, por ejemplo, se inauguró el primer bar para hombres con muñecas sexuales, mientras que las empresas asiáticas que fabrican robots sexuales ganan hasta cuatro millones de pesos al mes.

Se espera que entrada la década de 2020 los robots sexuales ya puedan adquirir habilidades de paseo, para ser incluidos como acompañantes en eventos sociales.

Con información de Arely Melo

LSH