ARTE Y CULTURA

Comuneros de Alfajayucan, Hidalgo, resuelven diferencias a naranjazos

En la comunidad del Espíritu en Alfajayucan, Hidalgo, las diferencias entre comuneros se resuelven a naranjazos.

“Se da el combate de naranjazos. Los naranjazos es una forma en como anteriormente defendíamos nuestras costumbres, nuestras tradiciones y posteriormente es parte de un combate con respeto, con reglas, de igual forma van protegidos con un sombrero con un paliacate y una bolsa, la bolsa la usan como un escudo para defenderse”, dijo Antonio Lorenzo Zamorano, delegado de la comunidad del Espíritu.

El repicar de las campanas de la Iglesia del Espíritu Santo es la señal para comenzar el ritual y pedir a la madre tierra por abundancia, paz y una buena cosecha.

“Significa que nosotros esta batalla la hacemos para que año con año llueva. Para que haya más alimentos, para que no nos falte pues el capital, para seguir año con año con esta tradición”, enfatizó Adrián Jerónimo, vecino de la comunidad del Espíritu.

Luego se lleva a cabo una procesión y el tradicional floreo de banderas.

“Ahorita nos estamos vistiendo para hacer el ritual que se va a hacer allá afuera con las cruces y este el floreo de banderas”, describió Dulce Karina, vecina de la comunidad Espíritu.

“Participan dos personas con las banderas, de una el logotipo de un jaguar, el otro es de un águila, el jaguar consiste lo que es la oscuridad y el águila es lo que representa la luz”, describió Lorenzo Zamorano.

Ya en el campo de batalla, los contendientes golpean una botella, el primero que la tire iniciará esta singular contienda.

“Este juego consiste en que yo voy a buscar a mi otra pareja que es la de Guapilla y me voy a enfrentar con ella, pero nos vamos a dar un saludo y después nos vamos a enfrentar con las naranjas”, señaló Dulce.

Cada participante lanzó las 20 naranjas que cargaban en su morral y entre gritos de apoyo de los asistentes mostraron sus mejores tiros.

Al menos 90 contendientes entre niños, hombres y mujeres utilizaron mil,500 naranjas en esta guerra que finaliza con un choque de manos, mostrando que, a pesar de la pelea, la amistad permanece entre las comunidades.

 

Con información de Bertha Alfaro

KAH