POLíTICA

Ceremonia de cambio de Gobierno, una tradición que ha cambiado con México

La ceremonia de cambio de Gobierno, que se celebrará este sábado 1 de diciembre, en San Lázaro, para la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador como el nuevo presidente de México, se inscribe en una larga tradición, una tradición que parecía inmutable y que fue cambiando a la par de México. En Punto presenta un recuento:

La toma de posesión durante los años del régimen priísta fue un ritual muy organizado, donde se escenificaba primero, el traspaso de poder, después el baño de pueblo y por último la aceptación de la nueva figura de autoridad, el famoso besamanos de Palacio Nacional, donde líderes y políticos iban a felicitar y aceptar al nuevo poder.

Durante décadas fue un ritual bien apegado al protocolo y sin sobresaltos.

Sí hubo cambio de escenario, pasando de la antigua Cámara de Diputados en la calle de Donceles, en el Centro Histórico, actual Congreso de la Ciudad de México, además del Palacio de Bellas Artes y el Auditorio Nacional.

En 1982 fue la primera vez que la ceremonia se llevó a cabo en el actual Congreso de la Unión.

Luego de la ceremonia, venía el baño de pueblo, que no era otra cosa que el recorrido de trayectos en vehículos descapotables para que ciudadanos bien organizados vitorearan al nuevo presidente. Carlos Salinas de Gortari fue el último que recorrió la calle de Corregidora que va en línea recta de San Lázaro al Zócalo.

En 1988, tras la primera elección competida y cuestionada en décadas, dentro del recinto se rompió el silencio protocolario y se escucharon manifestaciones de protesta y rechazo, lo que representaba un sacrilegio para los parámetros de la época.

En el 2000, con la llegada de la alternancia, fue el presidente entrante, Vicente Fox, quien rompió el protocolo saludando primero a sus hijos y no a los representantes electos del país.

Pero sin duda, la más ríspida de las ceremonias ha sido la toma de posesión de Felipe Calderón.

La oposición intentó impedir el acto, en protesta por los apretados resultados electorales que lo habían llevado a la Presidencia. La asistencia de los legisladores priístas garantizó que se llevara a cabo la ceremonia.

En 2012, volvió la discreción, pero el que era el nuevo presidente, Enrique Peña Nieto, al igual que su antecesor, no dio un discurso ante el Congreso de la Unión.

Este sábado se escribirá parte de esta historia con la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador.

Con información de En Punto

LHE