CLIMA Y FENóMENOS NATURALES

Anciano cerró tanque de gas durante sismo, luego se aventó desde azotea

Conrado Vázquez Martínez, un sobreviviente del sismo del 19 de septiembre, de 67 años de edad, afirma que él quería salvarse “para salvar a los demás”. Con ese pensamiento, el señor Conrado, jefe de mantenimiento de un laboratorio, logró evitar una tragedia mayor.

Al momento del sismo de 7.1 grados, él se encontraba en la azotea del edificio ubicado en la calle de Puebla 282, en la delegación Cuauhtémoc.

Y en lo único que pensaba era en cerrar el tanque de mil kilos de gas para que los demás no corrieran peligro.

“Cerré el tanque antes de que empezara a caer. Era un peligro mucho, mucho, mucho muy intenso. Si ese se prende, hubiera acabado con la manzana o tal vez algo más. Yo ya no pude ver que pasó después, que se vino toda la losa encima en pedazos”, explica el señor Conrado.

El edificio comenzó a colapsar y el señor Conrado, en la desesperación, se aventó desde el tercer piso hacia un árbol.

“Me cojo de la rama con las manos y me aviento, se rompe la rama. Entonces caí en el jardín de la casa del vecino de al lado, pero caí con la cadera hacia arriba, con la rama en el pecho y con la mano izquierda y la pierna izquierda torcida. Se me zafó un hueso y mi mano derecha atrapada. Me caí así bajo una estructura metálica y una malla y se me deja caer una placa de concreto, quedé totalmente atrapado”.

Bajo los escombros, el señor Conrado comenzó a pedir auxilio.

“Aquí estoy, ayúdenme, y chiflaba soy Conrado, aquí estoy, estoy vivo. Seguía atrapado. Ayúdenme. Cuando de repente que oigo arriba unas voces, y que chiflo, aquí estoy. Un vigilante, a él le debo la vida, dice, es Conrado, vénganse rápido. Después de un ratito dieron conmigo y ya nos sacaron de ahí”.

Fue llevado al Hospital de Traumatología Magdalena de las Salinas del IMSS donde permanece estable y en vigilancia médica.

Oscar Ulises Moreno, jefe de Urgencias del Hospital Magdalena de las Salinas, explica: “Si no se hubiera atendido inmediatamente esto hubiera llegado a una necrosis de la cabeza femoral, afortunadamente llegó con nosotros rápidamente pudimos reducir la luxación y eso le da un mejor pronóstico”.

El señor Conrado se considera un sobreviviente. “Hice mucho esfuerzo para poder sacar mi cabeza, pero cada vez me iba hundiendo más por el peso de la losa, soy un sobreviviente milagrosísimo de veras”.

Hoy el señor Conrado está hospitalizado y no tiene empleo, pero conserva la esperanza de salir adelante. “Hay una herida que nunca sanará, pero hay un corazón grande que muchos y muy pronto, si nos damos la mano, saldremos adelante”.

MLV