Como cada año, cientos de católicos llegan durante la Semana Santa a la comunidad de Chuiná, al sur de Campeche, para testimoniar su amor y devoción a la Virgen de la Dolorosa, popularmente conocida como Virgen de Chuiná.
“Esta tradición la hace la gente que viene de muchos lados de la península, Mérida, Tabasco, Quintana Roo, Chiapas, y cada año vienen para la Semana Santa para ofrendar a la Virgen de los Dolores”, dijo el párroco Armando Sandoval.
Chuiná es un poblado ubicado a la orilla de una pequeña laguna, a cuyas aguas los creyentes le atribuyen poderes milagrosos. Algunos se sumergen en ellas e incluso hay quienes las ingieren.
“Si la tomamos porque se asienta y queda clarito y le llevo un buen a mi hija porque como está enferma no pudo venir, para que aunque sea un poquito se eche en su cabeza y al niño también”, agregó Rosa Guzmán, una creyente.
“La fe de ellos hace que si al remojarse, llevar un poco de agua para el enfermito, bañarse, la fe es lo que hace que en ellos se vuelque milagrosa”, añadió el párroco Armando Sandoval.
Un camino lleva hasta lo alto de una pequeña elevación de tierra en donde se construyó un templo en el que se realizan diversas ceremonias religiosas.
La peregrinación en honor de la Virgen de la Dolorosa es una tradición que se originó hace más de 100 años.
“Venir cada año y llegar hasta ella para poder cumplir las promesas que se hacen cada año que se viene”, agregó Jaime Gómez, un creyente.
Cada Semana Santa, Chuiná se convierte en capital regional de fe religiosa.
Con información de Gerardo Sánchez.
LLH
