DEBATES Y ENTREVISTAS

Carstens: Para ser gobernador del Banxico ‘hay que generar piel dura’

“Para ser gobernador del Banco de México (Banxico) hay que generar piel dura y nervios bien atemperados; uno debe estar pendiente de los determinantes principales de la inflación, porque mantener la inflación baja y estable es nuestro mandato”, dijo Agustín Guillermo Carstens Carstens.

En entrevista para Estrictamente Personal, el gobernador de Banxico recordó que “en 2008 y 2009 (con la crisis desatada por el colapso del banco Lehman Brothers), yo estaba en la Secretaría de Hacienda; llego al banco en 2010, y sí fue un periodo complejo, sobre todo porque era un momento inédito para el mundo; había mucha incertidumbre y nuestro tipo de cambio sufrió muchos esos años y eso se traspasó poco a poco a la inflación”.

Carstens aseveró que la inflación “es un proceso bastante complejo que se mide a través del índice nacional de precios al consumidor, donde más de 200 genéricos se miden por todo el territorio nacional; la inflación es el promedio del aumento de precios de esos productos, y hay momentos que un precio sube más que los otros y ese precio puede provocar una variación importante en ella”. En 2014, afirmó el gobernador, “nos generó problemas el precio del petróleo”.

Reconoció que uno de los impactos que se está viendo ahora es que “no ajustamos el precio de la gasolina interna a la velocidad que se debía ajustar; nuestros precios se rezagaron y el subsidio se terminó pagando en 2017, eso fue lo que nos dio un gran brinco de la inflación a los niveles actuales”.

Defendió que eliminar el subsidio “fue adecuado, porque esos recursos pueden tener fines alternativos. Aunque mucha gente no lo crea, el subsidio es regresivo, ayuda a quienes tienen recursos para tener coche, esos recursos se pueden usar para darle congruencia a toda la reforma energética, porque tenemos necesidad de refinación, México tiene inventarios para 3 días de reservas de gasolinas, cualquier problema y se para el país”.

Agustín Carstens señaló que “el punto fundamental es que la función de nosotros, los encargados de la macroeconomía, es ver los grandes agregados, pero el objetivo final es generar el empleo, mayores salarios, cuando México tuvo inflaciones de tres o dos dígitos es cuando más se diluyó el salario de la gente; el poder adquisitivo de las pensiones sufrió muchísimo; en los últimos diez años hemos tenido un entorno económico mundial muy complicado; la crisis financiera no se ha resuelto, pero los bancos centrales se deben coordinar para ir retirando el apoyo extraordinario”.

Señaló que, si Banxico no hubiera actuado a tiempo, “habría una deuda sobre PIB más grande; el gobierno seguiría pidiendo prestado para seguir financiándose, con más tasas de interés altas y más deuda para las familias; al pedir dinero prestado, el Gobierno desplaza al sector privado y eso tiene consecuencias”. Explicó que es necesaria una política fiscal “donde tengamos control de deuda. México había llegado a niveles cercanos de 50% del PIB en deuda y eso llevaba a la que bajaran la calificación y nos habría llevado a un círculo vicioso del que era más difícil salir”.

Explicó que el movimiento que ha llevado al tipo de cambio a los niveles actuales empezó “con los petroprecios, desde mediados de 2014; después, entre 2014 y 2015, la Reserva Federal empieza a modificar los estímulos monetarios, lo que quiere decir que las tasas de interés empiezan a subir, haciendo menos atractivas las inversiones en México, eso explica el factor hasta 2015 y desde 2015 a 2016 se puede mapear el movimiento de tipo de cambio a como iban las encuestas en el proceso electoral de Estados Unidos”.

Detalló que tuvieron “que subir las tasas de interés porque hemos sido afectados por estos choques, fue la caída del precio del petróleo y la caída de la producción, teníamos casi 3 millones de barriles diarios y ahora estamos en menos de 2 millones”.

También influyó el “tema del presidente Trump, al enfocarse en su discurso y en sus acciones de manera tan persistente en temas de México, eso ha afectado la perspectiva de México en el exterior”.

En términos de crecimiento, reconoció, “quizá un poco lo que sucedió es que se esperaba, al inicio de la administración del presidente Peña Nieto, que la economía creciera más rápido una vez que las reformas estuviera en marcha, eso no se dio, porque la implementación fue más lenta y por la atonía de la economía mundial, por eso la razón de deuda sobre el PIB”.

Destacó que el aumento de tasas de interés ha sido necesario para equilibrar la economía, porque “las tasas que han subido son las de corto plazo, las expectativas cuentan mucho, no sólo en el tipo de cambio sino en la tasa de interés, si uno ve la curva de rendimiento, a un día o a un año, la curva es casi plana”.

“Ahora los mercados esperan que el próximo año la inflación tienda al 3% y entonces se puede bajar la tasa de interés”, señaló.

Sobre la expectativa de que haya un cambio en la Secretaría de Hacienda, Agustín Carstens dijo que, “desde un punto de vista técnico, no debería tener tanta implicación. Se acaba de aprobar el presupuesto; es un presupuesto conservador, la deuda va en declive, las calificadoras no han reaccionado negativamente. Un nuevo secretario de Hacienda tendría que trabajar sobre lo que legisló el Congreso, le toca aplicar lo que legisló el Congreso, así que ya tiene un mapa de acción bien planteado”.

Defendió que, el hecho de que los economistas estén involucrados en política “es una cuestión de grado; los que somos los técnicos en cuestiones económicas, no tenemos objetivos diferentes a los de los políticos tradicionales, porque bajar la inflación no es un objetivo en sí mismo, es un fin para que la gente tenga mayor poder adquisitivo”.

Señaló que hay políticos “a los que les gustaría tomar decisiones radicales de corto plazo y allí los técnicos tenemos que decirles ‘un momento, éstos son los costos de lo que quieres hacer’ y en el futuro se tienen que pagar esos recursos y muchas veces con tasas altas”.

Carstens advirtió que uno de los factores que inhibe el crecimiento es “la inseguridad, porque genera pocos o nulos incentivos para invertir en ciertas regiones y si no hay inversiones, se reduce la producción y suben los precios; eso va en contra de lo que queremos”; la inseguridad genera “una reacción muy adversa; tiene un impacto importante desde el punto de vista regional. Si tenemos una circunstancia en la cual el riesgo de invertir es muy alto, por la inseguridad, eso tiende a ser contractivo, la gente pierde la confianza para invertir y eso afecta el crecimiento”.

En este momento, reconoció, “no está creciendo la economía como debería y con una distribución geográfica que no es la mejor, porque necesitamos que el país crezca más”. Señaló que el país tiene “gente talentosa; tenemos una vocación a la productividad y eso nos permite exportar, el mercado interno es grande y esa estabilidad es fuente de seguridad”.

Admitió que “la reforma energética puede ser el detonador, pero hay que darle tiempo; un factor es que la reforma se procesó cuando los precios eran superiores a 100 dólares y se implementó cuando los precios bajaron a 40 dólares y así los avances no se ven tan prometedores”.

Sobre su salida del banco central señaló que se va contento, porque “se avanzó en fortalecer la autonomía”.

Recordó que le tocó convivir con “(Ernesto) Cordero, (José Antonio) Meade, (Luis) Videgaray, y luego vuelve Meade; la relación ha sido excelente, buena, respetuosa; sobre todo, respetando la autonomía. Si uno toma en su conjunto todo, fue una relación muy buena, es raro que no haya un solo debate entre el secretario de Hacienda y el gobernador de Banxico”.

Subrayó que el Banco de México “tiene mucho prestigio; parte de mi designación es de donde vengo, es un voto de confianza. La autonomía le ha dado seguridad, la Junta de Gobierno está integrada por cinco miembros, el voto de cada miembro pesa igual el resto del 80% de los votos. Hay confianza en el rumbo que la junta ha trazado”.

Reconoció que “el gobernador es el más visible de los miembros de la junta, porque es el vocero, pero, al fin del día, el foro en el cual se toman las decisiones es claro”.

Dijo que “son relativamente pocas” las decisiones que toma solo el gobernador del Banco de México, porque su función “es ejecutar las decisiones de la junta; ni en materia cambiaria ni en materia monetaria ni en materia regulatoria, el gobernador tiene voluntad de hacer lo que quiera, él no es autónomo”.

Reconoció que, si bien, “no hay registro de infarto, hay momentos de mucha tensión”. Recordó que trabajaba como “cambista el 30 de agosto de 1982 (antes de la nacionalización de la banca, por José López Portillo), yo era un jovencito y me subió la presión porque nos quedamos sin reservas internacionales, yo no tenía contacto con el gobernador o con subgobernadores, pero Miguel Mancera renunció y mandaron a Carlos Tello, pero yo supongo que les subió el pulso igual que a mí”.

Advirtió la necesidad de “evitar que esos escenarios se presenten, ahora estoy dejando el banco con 172 mil mdd de reservas internacionales y una línea de crédito de 85 mil mdd, que no se ha ejercido, pero está, dejamos el banco con mucho parque”.

Admitió que “el momento de mayor preocupación ha sido la etapa postelectoral en Estados Unidos, porque hay un fenómeno que viene de fuera que es difícil de leer, difícil de entender sobre el que no tenemos control y es un factor impredecible, por lo que hemos tratado de buscar certidumbre en otros lados”. Explicó que “normalmente buscamos una certidumbre de qué agarrarnos, por ejemplo, con la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal, yo tengo contacto con el presidente del banco central y lo busco para consultar con él”.

Aseveró que, durante su residencia en Suiza, por la tarde “regresaré a mi casa, me voy a conectar en internet para seguir las noticias de México. Espero que me dé coraje de haberme ido”. (Con información de Estrictamente Personal)

 

 

 

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