Cardenal Carlos Aguiar llama a los fieles a prepararse para celebrar la Navidad

Este domingo, en la Basílica de Guadalupe, el Cardenal Carlos Aguiar, Arzobispo Primado de México, ofició una misa dedicada al primer domingo del tiempo de Adviento.

El tiempo del Adviento, el tiempo de generar en nosotros la esperanza, una esperanza bien fundamentada. Somos salvados por la esperanza, la esperanza debe de ser tangible, no debe de ser simplemente un concepto, una idea, sino tenemos que tener algo que ya nos de la garantía de que lo que anhelamos que suceda, empiece a suceder”, dijo.

Recordó que el Adviento es un tiempo de esperar el nacimiento de Dios en el mundo.

Es recordar que Cristo nació en Belén y que vendrá nuevamente como rey.

Un tiempo de cambio y oración para comprometerse con Cristo y esperarlo con alegría.

El tiempo del adviento es el caminar hacia la gran fiesta de la Navidad, de recordar esta encarnación del hijo de Dios, pero también nos ilumina recordar que esa promesa se cumpla en Jesucristo, porque en Jesucristo, en el tiempo que vivió en su vida terrestre, fue la garantía para nosotros de que recibiremos, si así lo queremos, la vida divina en nuestra propia vida humana”, afirmó.

Señaló que la finalidad del tiempo del Adviento es experimentar un signo o acción evidente de esperanza.

Espíritu navideño se instala en el Vaticano

El espíritu navideño se instaló de lleno en la Plaza de San Pedro del Vaticano gracias a la instalación de un árbol de Navidad de más de 20 metros de altura que se convirtió de inmediato en atracción de turistas y visitantes.

Ubicado junto al obelisco central en la plancha asfáltica, el abeto rojo procedente del norte de Italia fue adornado con cientos de luces, esferas y una estrella en su punta, por obreros de los servicios técnicos vaticanos a bordo de dos grúas mecánicas.

El árbol ha sido donado por la provincia italiana de Pordenone con motivo del 50 aniversario de su constitución y estará acompañado de un peculiar nacimiento gigante tallado en arena, donado por el Patriarcado de Venecia.

Según anticipó el Vaticano, la ceremonia de iluminación del árbol tendrá lugar el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, y permanecerá montado hasta el día de la Epifanía, el 6 de enero de 2019.

(Foto: AP)

La tradición del árbol de Navidad gigante en la Plaza de San Pedro data de 1982, cuando el Papa Juan Pablo II aceptó el regalo de un abeto de gran tamaño traído hasta Roma por un agricultor polaco que quiso homenajear a su compatriota pontífice.

Desde entonces y a lo largo de las pasadas tres décadas, diversas regiones europeas se han encargado de regalar -año tras año- la planta al obispo de Roma.

Tanta es la demanda de participar en esta iniciativa que la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano ya tiene programadas las donaciones que recibirá hasta el año 2035. En esta ocasión la planta fue cortada en el Parque de las Dolomitas, en la norteña región italiana de Friul-Venecia-Julia.

Junto con el gran abeto, llegaron hasta la Santa Sede decenas de otros árboles navideños de diversas dimensiones que serán colocados en varias oficinas y salas vaticanas.

Además, a pocos pasos del árbol gigante y detrás de unos grandes telones, varios artistas trabajan sin cesar para esculpir un nacimiento sobre una montaña de miles de kilogramos de arena traída hasta Roma desde las playas del municipio italiano de Jesolo.

Las piezas están siendo talladas sobre una pirámide de arena que, junto a enormes cantidades de agua, ha sido compactada de manera mecánica hasta alcanzar una rigidez parecida a la de un mármol.

El proyecto, intitulado “Sand Nativity, será donado al Papa Francisco por el municipio de Jesolo y los tres escultores del grupo “Sultans of sand concluirán su obra el 6 de diciembre. La obra terminada tendrá 16 metros de ancho, por cinco de alto y seis de profundidad.

(Foto: AP)

Con información de Cinthya Marín y Notimex.

FSR