CORRUPCIóN

Beneficiarios de La Escuela es Nuestra, en Michoacán, denuncian malos manejos por parte trabajadores de la Secretaría de Bienestar

Una primaria en la comunidad de Los Ocotes, en Maravatío, Michoacán, recibió en 2020, 150 mil pesos del programa La Escuela es Nuestra para construir obras en beneficio de los estudiantes.

  • Los padres de familia manejarían directamente los recursos para construir un techo en el plantel, pero denuncian que trabajadores de la Secretaría de Bienestar les pidieron el dinero para entregarlo a un arquitecto.

El programa La Escuela es Nuestra, a través del cual el Gobierno transfiere dinero a los comités de padres de familia de las escuelas para que supuestamente ellos decidan qué necesitan y en qué lo gastan, sin intermediarios, ha sido motivo de denuncias en varios estados; es el caso de varias escuelas en Michoacán.

Te recomendamos: Servidores de la Nación obligaron a planteles de Guanajuato construir con recursos de La Escuela Es Nuestra: Padres de familia

“Los servidores de la nación, ellos le dijeron que entregara el dinero, que no pasará nada”, dijo Jessica Alvarado, de la primaria Benito Juárez, en Maravatío, Michoacán.

La primaria Benito Juárez, en la comunidad de Los Ocotes, en Maravatío, Michoacán, recibió en 2020, 150 mil pesos del programa La Escuela es Nuestra para construir obras en beneficio de los estudiantes. Los padres de familia manejarían directamente los recursos para construir un techo en el plantel, pero denuncian que trabajadores de la Secretaría de Bienestar les pidieron el dinero para entregarlo a un arquitecto.

“La tesorera se la llevaron a Maravatio, así de imprevisto, le dijeron que se iba a sacar el dinero, pero ella dijo que cómo se iba a sacar el dinero si nosotros habíamos dicho una cosa, que nada más iba a ser activación de tarjeta”, dijo Jessica Alvarado.

Los padres de familia señalan que fue César Tadeo Soto García, quien los acompañó al banco a retirar los 150 mil pesos. Se trata del hijo de Francisco de Asís Soto Flores, entonces subdelegado regional de la Secretaría de Bienestar.

“El muchacho se llama César Tadeo, no sé cómo se apellida; es hijo de Francisco de Asís”, dijo Jesica Alvarado, de la primaria Benito Juárez, en Maravatío, Michoacán.

Luego de entregar los recursos y sin que arrancara la obra, los padres de familia denunciaron penalmente los hechos, además de que el Sistema Anticorrupción de Michoacán denunció a los posibles involucrados ante la Función Pública.

“Nos dijeron que sí nos alcanzaba así hasta allá, pero entonces aquí nada más fue lo único que hicieron”, comentó una madre afectada.

Ante las denuncias, los enviados por los funcionarios les realizaron el techado con precios que, consideran, están inflados.

“Vino un señor que se llamaba Francisco de Asís; hablamos con él y le dijimos ‘no es posible que con 100 mil pesos hayan hecho las tres partes, ni siquiera nos lo terminaron”, dijo Maricruz García.

En el preescolar Belisario Domínguez, en la comunidad de Cebadillas, Maravatío, a las madres de familia también les impusieron a los constructores; ademas, señalan que les cobraron 100 mil pesos por instalar una malla perimetral que dejaron sin terminar.

“Ellos pusieron la parte de atrás, la maya de atrás del baño, del salón y aquí enfrente, nada más, con los 100 mil”, aseguró una mamá.

En esta escuela también denunciaron penalmente; los afectados dicen que no hubo seguimiento del caso.

“Denunciamos, pero al final no lo hicimos o ya no la seguimos porque es meterse en problemas con el gobierno y ya es desgaste para la comunidad y las mamás del kínder”, comentó Maricruz García, del preescolar Belisario Domínguez.

La Auditoría Superior de la Federación señaló que el programa La Escuela es Nuestra no tiene mecanismos de supervisión, de reporte de incidencias ni de las posibles consecuencias por incumplimiento o cómo recuperar los recursos.

“Fue mucho el dinero y poco el trabajo que hicieron”, señaló Maricruz García, del preescolar Belisario Domínguez, en Maravatío, Michoacán.

Con información de Samuel Adam y Víctor Olvera.
LLH