Así operan los bazares de la Ciudad de México, durante el semáforo epidemiológico naranja.
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Mantienen una afluencia reducida, acorde con las medidas sanitarias impuestas por la pandemia, pero poco a poco van recuperando sus ventas.
“Es la primera vez que vengo y está maravilloso, me encanta, me encanta. ¿Cuántas cosas has comprado ya?… Uy, un montón, ya se me acabó toda mi quincena, pero bien, bien invertido”, expresó Norma, visitante del Bazar del Chopo.
Para protegerse y proteger a sus clientes, los comerciantes se han organizado para cumplir las normas de higiene y sana distancia, así como invitar a los clientes a que hagan lo mismo.
“Se ha organizado el comité para repartir gel, para repartir cubrebocas, todos nos estamos por turnos, por ejemplo a un área le toca de 11 a 12, de 12 a 1 y así estamos, regalando gel y regalando cubrebocas”, comentó Tania González, vendedora en el Bazar del Chopo.
“Tenemos para regalar cubrebocas, gel y liquido sanitizante, y si, luego llegan a venir, cuando yo perifoneo que necesitamos, antes de ingresar, que estén con su cubrebocas para las medidas de seguridad que implementa la ciudad de México que requiere, pues ellos se regresan y toman un cubrebocas que les regalamos y ya entran. Pero, si acaso en toda la pandemia, en un año, yo creo que nada más uno nos ha tocado, que no le interesa, pero no lo dejamos entrar”, informó José Herrera, locatario Bazar “El Oro”.
Ante esto, los visitantes se dicen seguros y confiados de visitar bazares como El Oro y el del Chopo.
“Sí, me siento bien, siento que todos están tomando precauciones, pero también están disfrutando y están trabajando juntos, construyen comunidad a pesar de estos tiempos ¿sabes? La mayoría de los bazares en la CDMX son al aire libre y pienso que es un ambiente más saludable por esa razón, a pesar de la contaminación, la calidad del aire, etcétera, estar afuera, en el sol, en la brisa yo creo que es esencial y recibir mucha vitamina D es esencial, entonces sí, pensamos que es una decisión prudente”, dijeron Claudine y Matthew, visitantes estadounidenses.
Hay gente, pero la gran mayoría usa cubrebocas, hay organización y un esfuerzo incansable de los locatarios por proteger a sus clientes y mantener abiertas sus fuentes de ingresos. Y hay ventas, aunque estas alcanzan, en el mejor de los días, 50% de lo que se vendía antes de la pandemia.
“La enfermedad ha sido muy difícil, tiempos muy difíciles, de esta enfermedad, la crisis económica, la crisis emocional, necesitamos comer y a la familia, y pues somos gente de la tercera edad que pues, de esto vivimos, a esto nos dedicamos”, concluyó Pepe Sol, Locatario del Chopo.
Con información de Marco Dueñas
DMGS
