CRIMEN Y SEGURIDAD

Bandas de trata de personas usan Twitter para explotación sexual

Las bandas de tratantes de personas han encontrado en Twitter un nuevo espacio para la prostitución. A través de cuentas con fotografías falsas, estos grupos delictivos anuncian a varias chicas a la vez y acuerdan por mensaje los encuentros con los clientes.

Carla y Lucía son dos víctimas de una banda que usa esta modalidad y que opera en el estado de Morelos y la Ciudad de México, las dos fueron enganchadas en Cuernavaca al acudir a una cita de trabajo de edecanes que vieron en internet.

A las dos, la entrevista se las realizó, en diferentes días, una pareja. Ahí se enteraron que se trataba de ofrecer sexoservicio bajo una modalidad en la que ellas debían pagarles una comisión semanal, a cambio, los contratantes les crearían una cuenta de Twitter en la que subirían sus fotos y ofrecerían los encuentros íntimos.

En su momento las dos se negaron y se marcharon, sin embargo, la falta de dinero y las escasas opciones de empleo las llevaron a aceptar el ofrecimiento semanas después.

Lucía, víctima de trata, explica: “Acababa de nacer mi hija, tenía problemas económicos y pues se me hizo fácil entrar a trabajar con ellos”.

La pareja pidió a cada una de ellas fotos sin ropa para subirlas a la red, les indicaron que las citas se realizarían en la Ciudad de México, a donde tenían que acudir dos o tres días a la semana.

Les dijeron que sólo les cobrarían una comisión de mil pesos a la semana y que ellas tenían que hacerse cargo de sus gastos de traslado, alimentación y hospedaje.

En diferentes fechas las llevaron a un hotel ubicado en Calzada de Tlalpan. Las hospedaron en una habitación y a través de mensajes de Whatsapp les indicaban el número de cuarto al que tenían que ir dentro del mismo hotel.

Carla, víctima de trata, señala: “Bueno, a mí, al principio me mandaron al hotel Amazonas y era de que no puedes salir del hotel Amazonas, ahí todos tus clientes tienen que llegar”.

Ninguna sabía a quién iba a encontrar al entrar a la habitación que les indicaban pues no sabían con quién se había hecho la cita.

Lucía, víctima de trata, dice: “Ellos se hacían cargo de las cuentas, alguna vez le llegué a comentar que yo quería hacerme cargo de la cuenta para yo saber qué es lo que estaban ofreciendo, lo que hacía o a quiénes iba a ver”.

Aunque no les quitaban el dinero que les pagaban sus clientes, les aumentaron la cuota, incluso les exigían el pago hasta en las semanas en las que decidían no venir a trabajar a la Ciudad de México.

Supieron que en esta situación estaban al menos una veintena de chicas y que para cada una de ellas había al menos tres cuentas de Twitter con fotos falsas y miles de seguidores, todas manejadas por la banda de tratantes.

Carla, víctima de trata, explica: “Las fotos las bajan de Facebook o se las roban de otros perfiles, no sé si la chica es güera, le roban fotos a otra que sea güera, igual medio parecida a ella y ya la suben”.

Lucía, víctima de trata, agrega: “Casi 50 cuentas de Twitter, varios correos y unos 10 números de teléfono”.

Cuando decidieron salirse de esa red, las amenazaron con contarle a sus familias a qué se dedicaban y con difundir las fotos que tenían de ellas desnudas. Después, cuando decidieron no volver a verlos y no responder sus llamadas, los amagos subieron de tono.

Carla, víctima de trata, señala: “Te van a matar, van a matar a tu hijo o tu hijo no va a llegar a grande, le vamos a decir al papá de tu hijo para que te golpeé”.

Lucía, víctima de trata, dice: “Siempre ubica dónde estoy viviendo, con quién estoy, sabe los nombres de mis hijos, sabe dónde estoy trabajando, todo, me he cambiado de perfil, de nombre, el color del cabello y siempre me encuentra”.

Rosy Orozco, presidenta de la Comisión Unidos contra la Trata, considera que con esta nueva modalidad de explotación sexual en la que los padrotes simulan no serlo al no tener un control absoluto de las víctimas, buscan evadir su responsabilidad.

“La fundación ‘Walk Free’ de australia dice que el 49 por ciento en México son vulnerables, entonces, la mitad del país pueden caer en estos engaños por la pobreza, por el bajo nivel educativo, porque hay violencia”.

Hasta ahora ni Carla ni Lucía han denunciado a la pareja de tratantes por miedo, pues conocen a otras chicas que sí han sido agredidas. A él lo conocen sólo como Mario, a ella como Susi, nombres que saben, son falsos.

En la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México dicen no tener denuncias sobre esta nueva forma de explotación sexual.

Carla y Lucía ahora buscan retomar sus vidas apoyadas por sus familiares, quienes ya saben lo que vivieron.

Con información de Arturo Díaz

MLV