Australia registró este jueves cinco fallecidos por la COVID-19 en el estado de Nueva Gales del Sur, epicentro del actual rebrote vinculado a la variante delta, la cifra de fallecidos más alta desde finales de septiembre de 2020.
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Las víctimas mortales son tres personas que rondan los 60 años, una con 70 y otra que supera los 80, cuatro de ellas no estaban vacunadas, mientras que la quinta tenía una dosis de AstraZeneca, indicó a los medios la jefa del gobierno regional, Gladys Berejiklian.
A pesar de las estrictas medidas implementadas sobre Sídney y las poblaciones aledañas, que aglutinan a un cuarto de los 25 millones de habitantes del país, los casos continúan en aumento y hoy se informó de 262 nuevos pacientes.
Las autoridades de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney, incluyeron a partir de esta tarde y por al menos una semana a la región de Hunter, al norte de la metrópoli, en las zonas bajo confinamiento.
Unos 300 soldados se unieron desde el lunes y por seis semanas a las tareas de vigilancia de la Policía para garantizar el “máximo cumplimiento” de las restricciones impuestas en Sídney, vigentes hasta el 28 de agosto.
Los soldados trabajarán desarmados bajo las órdenes de la Policía de Nueva Gales del Sur, rastreando contactos y verificando que las personas con covid-19 o considerados como contactos estrechos permanezcan en aislamiento, entre otras labores.
Mientras tanto, en el estado Queensland, bajo confinamiento hasta el domingo, se registraron 16 casos, y en Victoria seis nuevos infectados.
El país, que vivió su ola más contagiosa y mortal a mediados de 2020 y concentrada en la ciudad de Melbourne, acumula más de 35.000 casos, incluidos 930 decesos.
Las autoridades intentan acelerar su programa de vacunación, que ha administrado la pauta completa a un 20 por ciento de la población mayor de 16 años y prevé terminar para la navidad, dos meses después de lo previsto.
Con información de EFE
DMGS
