POR EL PLANETA

Atacama y los géiseres de El Tatio, testigo de una Tierra viva

En el horizonte se observa el cono casi perfecto del volcán Licancabur, en la Cordillera de los Andes. En la lengua kunza de los Likan Antai, los primeros pobladores de Atacama, Licancabur significa “montaña del pueblo”.

El Norte Grande de Chile tiene alrededor de 450 grupos volcánicos, de los cuales 17 están activos. Esta es una tierra que hierve por dentro. Y todo el desierto de Atacama y sus formaciones rocosas son el resultado de antiguas erupciones volcánicas.

Es de madrugada, iniciamos un recorrido hacia el altiplano. Vamos en busca del tercer campo geotérmico más grande del mundo, con una superficie de 10 kilómetros cuadrados.

Cuando comienza a despuntar el sol, el paisaje escénico pareciera de otro mundo, de géiseres que lanzan sus columnas de vapor de agua y que nos recuerdan que la “pacha mama” está viva.

Paula Ramos, geóloga de la Universidad Católica del Norte de Chile, explica:

Para la tierra no existe el concepto estéril, aun cuando yo superficialmente no vea nada, pero subterráneamente están todas las fuerzas y a veces mucho más potente de lo que se puede ver superficialmente. Entonces esa fuerza está relacionada con todos los elementos químicos que tienen las cámaras magmáticas”.

En este campo geotérmico se tiene el registro de más de 500 manifestaciones termales alojadas en cavidades internas del subsuelo formado por rocas volcánicas, cuando el magma calienta el agua hasta vaporizarla aumenta la presión y hace que suba por pequeños conos volcánicos, hasta salir expulsada del cráter.

Estamos en el Campo Geotérmico del Tatio, a más o menos 4 mil 500 metros de altura sobre el nivel del mar. Cuando llegamos la temperatura era de nueve grados bajo cero y lo que estamos viendo es la actividad de estos géiseres, una energía que sería suficiente para generar 40 mega wats, capaces de alumbrar una ciudad de 100 mil habitantes”, señala Alberto Tinoco.

Se estima que El Tatio tiene unos 80 géiseres activos y unos 30 manantiales de erupción permanente. En las terrazas que se forman alrededor de los géiseres es posible ver la formación de cianobacterias, una de las formas más primitivas de vida.

Lucho Aracena, guía de Explora, señala:

Es una bacteria que se alimenta de carbono y en su reacción libera oxígeno, sería el primer agente del planeta en liberar oxígeno para la vida en la Tierra”.

Aquí terminan nuestros días en el desierto de Atacama, una oportunidad única para conocer nuestros orígenes geológicos, para ver el cielo desde otra perspectiva, para entender a los pueblos antiguos que veneraban a sus montañas en la Cordillera de los Andes.

Nos llevamos lo mejor del desierto más árido del mundo: su gente, que comparte el pan y el vino con un corderito patagónico y el sonido alegre de la zampoña y el charango.

Con información de Alberto Tinoco

MLV