ARTE Y CULTURA

Arriban al Museo de Antropología restos de ‘Naia’, el esqueleto más antiguo de América

Tras concluir los trabajos de estabilización, restauración y conservación de ‘Naia’, el esqueleto más antiguo de América por expertos del INAH en Campeche, sus restos arribaron al Museo de Nacional de Antropología

Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Campeche concluyeron con éxito los trabajos de estabilización, restauración y conservación del esqueleto prehistórico ‘Naia’, que este miércoles arribaron al Museo Nacional de Antropología para su resguardo y correcta preservación.

Expertos del INAH. (Notimex)

El esqueleto prehistórico femenino con fechamiento directo más antiguo y genéticamente intacto de América fue descubierto en una oquedad denominada Hoyo Negro, dentro de una cueva sumergida en Tulum, Quintana Roo, tras lo cual fue llevado a la Sección de Restauración del Centro INAH-Campeche.

A través de un comunicado se informó que bajo la dirección de la maestra Diana Arano Recio y su equipo, se efectuaron los tratamientos de conservación de los restos óseos, cuya tarea ha permitido continuar los estudios y obtener valiosa información acerca de los primeros pobladores de América y la vida hace miles de años en lo que es hoy la península de Yucatán,  a través de la osamenta de esta joven que al morir tenía entre 15 y 17 años de edad, y cuya antigüedad se calcula entre 13 mil y 12 mil años AP.

Antes de llegar a su destino final en el Museo Nacional de Antropología, donde bajo la responsabilidad de su director, el doctor Antonio Saborit, los restos óseos quedaron resguardados con los parámetros óptimos de preservación en cuanto a temperatura y humedad relativa, la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH unió esfuerzos con las facultades de Ciencias Antropológicas y de Odontología de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), donde se detuvieron las actividades de atención pública durante tres días para atender a ‘Naia’ y realizar un registro microtomográfico completo de sus segmentos.

Dicho estudio posibilitará obtener réplicas precisas de la osamenta para fines científicos y museográficos, y será un invaluable apoyo para las ulteriores etapas de investigación interdisciplinaria del caso.

En este tiempo, los doctores adscritos a la Uady, Vera Tiesler, Elma Vega, Rubén Herrera, Marco Ramírez y Abel y Héctor Rubio, así como los técnicos académicos Julio Chi Keb y Abel Cahuich, avanzaron en diversos estudios dentales, gíneco-obstetras, biomecánicos y tafonómicos del material óseo, gracias a su excelente preservación y conservación.

Restos de ‘Naia’ (Notimex)

Tales análisis fueron facilitados por los doctores Celia Rosado y Fernando Aguilar, directores de las dependencias de la Uady involucradas, así como por el personal técnico y manual adscrito.

Previamente a estos estudios, el apoyo del Hospital General de Especialidades de Campeche, a cargo del doctor Daniel Maldonado, fue vital para efectuar tomografías y rayos X del esqueleto, que permitieron a los doctores James C. Chatters, del Laboratorio DirectAMS/Paleoscience de Washington y Vera Tiesler avanzar en el conocimiento de los patrones de crecimiento y trauma en la vida de esta joven prehistórica. Para la realización de dicha labor, el doctor Mario Rosales, director de Atención General de Planeación del hospital referido, canalizó a los investigadores con los doctores Karla Montero Duarte, responsable del Departamento de Radiología, y Pablo Reyes Zetina, radiólogo.

El sitio prehistórico de Hoyo Negro fue descubierto por los espeleobuzos del Proyecto Espeleológico Tulum (PET), Alberto Nava, Alejandro Álvarez y Franco Attolini, equipo al que muy pronto se sumó Roberto Chávez. Fueron ellos quienes lo denominaron así, en analogía con el fenómeno que ocurre en el espacio exterior. Susan Bird, integrante de este grupo de buceo especializado, “bautizó” al esqueleto como ‘Naia’, en recuerdo a las náyades de la mitología griega que cuidaban de los estanques en la antigüedad.

Restauración de ‘Naia’. (Notimex)

Gracias a la notificación de los descubridores, la Subdirección de Arqueología Subacuática creó, a finales de 2011, el Proyecto Arqueológico Subacuático, Hoyo Negro, Tulum, Quintana Roo, coordinado por la arqueóloga Pilar Luna Erreguerena, y en el cual participan renombrados científicos nacionales y extranjeros, además de los descubridores y otros buzos expertos en cavernas, todos ellos entrenados en el registro arqueológico.

En Hoyo Negro también se han descubierto 26 esqueletos de animales, pertenecientes a 13 especies, cinco de ellas extintas -gonfoterio, tigre dientes de sable, oso tremarctino, un cánido y dos perezosos gigantes- y otras que todavía existen hoy en día, como puma, tapir, coatí, gato de monte, bagre, murciélago y pecarí.

En el campo del estudio de la fauna pleistocénica se contó con el apoyo del doctor Joaquín Arroyo-Cabrales, jefe del Laboratorio de Arqueozoología de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH, así como de los doctores Blaine Schubert, director del Center of Excellence in Palentology de la Universidad Estatal de Tennessee del Este, y H. Greg McDonald, del Bureau of Land Management, de Estados Unidos. Un estudio de los doctores McDonald, Chatters y Timothy Gaudin, publicado el mes pasado en el Journal of Vertebrate Paleontology, señaló que el perezoso gigante Megalonychid del Pleistoceno Tardío, encontrado en Hoyo Negro, perteneció a un nuevo género y especie.

Trabajos de conservación de ‘Naia’. (Notimex)

Los doctores Chatters y Dominique Rissolo, dos de los codirectores del proyecto, invitaron a expertos de universidades y laboratorios de Estados Unidos, Canadá y Dinamarca para participar en este proyecto que incluye distintas líneas de investigación y cuyos resultados preliminares han arrojado importante luz sobre el paleoambiente en el que vivió ‘Naia’, la formación de este sistema cavernario, la fluctuación en el nivel del mar, la fauna que ahí se encuentra, la paleobotánica y diversos espeleotemas, entre otros.

También se contó con el apoyo de varias dependencias del INAH, de la UNAM y otros centros de investigación, como el Cinvestav Mérida, cuya aportación se dirigió al estudio material, la diagénesis y el estado de conservación de ‘Naia’, realizados por la doctora Patricia Quintana Owen.

La colaboración de todos estos expertos e instituciones ha sido de manera generosa, lo cual ha permitido, además de obtener resultados positivos, optimizar recursos humanos, financieros y en especie, en beneficio del importante conocimiento que están arrojando estos hallazgos.

A partir de las microtomografías, las radiografías y los CT scáners de ‘Naia’ con que ya se cuenta, uno de los siguientes pasos en cuanto a la divulgación científica será elaborar réplicas exactas y exponerlas en por lo menos dos museos de México, a fin de que el público pueda conocer este extraordinario esqueleto y la historia que nos ha contado a lo largo de estos años de investigación.

 

 

Con información del INAH.

LLH