Hace cuatro años, Concepción y su esposo salieron de su natal Chiapas con rumbo a la Ciudad de México. Fue su primera vez en la gran urbe, una visita alejada de la idea de turismo, cercana sí a la incomodidad y a la preocupación de permanecer en un hospital a la espera de una solución a la enfermedad de Ilahir.
Concepción Ovando, familiar de hospitalizado, dijo: “Hemos pasado muchos retos con lo de su enfermedad”.
A Ilahir Camacho se le empezó a inflamar el tobillo y ya a raíz de eso dejó de trabajar por la complicación de los huesos.
Esa complicación fue por la mala atención en un hospital regional de Chiapas y ocasionó que Ilahir buscara ayuda en el Instituto Nacional de Rehabilitación ubicado al sur de la Ciudad de México.
“Ya busqué medios para venirme a la Ciudad de México pidiendo apoyos para poder ver mi enfermedad”, señaló el paciente Ilahir Camacho.
La pareja con más de 30 años de casados forma parte de la lista de familiares y acompañantes de pacientes provenientes de diferentes estados de la República que reciben tratamiento médico en hospitales de especialidades de la Ciudad de México, debido a que en sus lugares de origen los sistemas de salud no son suficientes.
Concepción Ovando, familiar de hospitalizado, comentó: “Lo más complicado fue no tener un lugar, así como aquí a dónde ir y podamos salir de consulta y venirnos a descansar, no ahí, teníamos que estar, teníamos que ir a un hotel o quedarnos buen rato, esperar para la hora de irnos, quedar ahí en la calle”.
Algunos días tuvieron que pasar en la calle a la espera de los resultados de estudios, algunos otros en un hotel de paso, pero los gastos se elevaban.
Se calcula que en la Ciudad de México hay sólo de cinco albergues para recibir a los acompañantes de los enfermos, todos gestionados por la asistencia privada y abiertos los 365 días del año.
Los refugios cobran entre 20 y 30 pesos por una cama, servicio de baño, comidas, lavadoras, áreas comunes, pero en algunos casos como en albergue ‘La Esperanza’ la estancia es gratuita.
Concepción Ovando, familiar de hospitalizado, destacó: “Bendito Dios aquí desde el primer momento que llegamos nos dieron acceso y llevamos cuatro años. Es muy bonito y es otra familia, otra casa, llegamos cada dos meses acá, nos quedamos dos días, cinco días, ahorita ya llevamos 18 días”.
Con información de Arely Melo
LSH
