Campesinos de las poblaciones aledañas a la planta de Volkswagen, en Puebla, aseguran que no ha llovido en la zona y culpan por ello a la fábrica de autos.
Volkswagen instaló cañones antigranizo para impedir que este tipo de tormentas dañen los autos que tienen en los patios de terminado.
El cañón trabaja bajo el siguiente principio: con acetileno y oxígeno realiza detonaciones. las ondas que produce viajan a las nubes y evitan la caída de granizo.
Los campesinos insisten que esto provoca que la lluvia no llegue a sus campos
“Yo mi producción, aquí en San Lorenzo en tres hectáreas es de 20 a 24 toneladas de maíz. Ahorita no voy a sacar ni cinco. Pues la Volkswagen echa unos explosivos, según para que desbaraten los granizos que vienen, porque les dañan sus carros, pero ese no es nuestro problema”, señaló Pedro Ramos Romero, un campesino.
Según una comunicación de la empresa dada a conocer en el portal MTP, este artefacto “no representa ninguna afectación al ciclo natural de lluvias ni al medio ambiente, que incluye personas, flora y fauna”.
Los cañones antigranizo se popularizaron en Europa a finales del siglo XIX. Desde entonces existen conflictos entre sus propietarios y sus vecinos, explicó Fernando García, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
“Desde entonces los vecinos de un lado decían que los cañones lo que hacían era evitar que lloviera en sus parcelas ninguna de las dos partes puede probar ninguna de las dos cosas. Ni que por un lado haya destrucción de las partículas de granizo ni que por otro lado haya disminución de lluvia en algunos lugares han intentado regular su uso, pero porque causan contaminación por ruido”, señaló Fernando García, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
El Servicio Meteorológico Nacional corroboró que no existen pruebas científicas de la efectividad de estos cañones en la física de las nubes.
“En algunos lugares han intentado regular su uso, pero porque causan contaminación por ruido”, expuso Fernando García.
Con información de Raymundo Pérez Arellano y Adrián Tinoco.
LLH
