CRIMEN Y SEGURIDAD

2017, un año marcado por la violencia en México

Entre el 16 y el 17 de enero de 2017, Quintana Roo vivió una de sus jornadas más violentas.

Una balacera en el bar Blue Parrot en Playa del Carmen dejó seis muertos, además un tiroteo en la Fiscalía estatal, en Cancún, dejó cuatro muertos más.

La Fiscalía responsabilizó a Leticia Rodríguez, alias “Doña Lety”, presunta líder de un grupo delictivo en la zona, quien fue detenida en Puebla el 9 de agosto.

En Punto reveló el compadrazgo entre Raybel Jacobo de Almonte, “El Tequilero”, líder de una banda de secuestradores, y el exalcalde de San Miguel Totolapan, Saúl Beltrán Orozco, identificado por la autoridad como el verdadero líder de este grupo.

‘El Tequilero’ número uno se llama Saúl Beltrán Orozco, pero tiene fuero”, precisó Xavier Olea, fiscal de Guerrero, el 31 de mayo.

En junio, en La Gavia, comunidad controlada por “Los Tequileros”,  murieron cuatro elementos de la Agencia de Investigación Criminal en una emboscada.

Miles de habitantes de la región de Chilapa, asolada por la disputa criminal entre “Los Rojos” y “Los Ardillos”, huyeron de sus comunidades.

Les daban hasta el día para salirse y a quien no se saliera lo asesinarían, eso generó terror colectivo”, aseguró Manuel Olivares del Centro de Defensa de Derechos Humanos ‘José María Morelos’.

El choque más violento generado por el robo de combustible fue el 3 de mayo en Palmarito Tochapan, Puebla, entre presuntos huachicoleros y militares; este enfrentamiento dejó diez personas muertas.

En el Triángulo Rojo del huachicol, los delincuentes también se robaron trenes de carga utilizando barricadas para obstaculizar el camino mientras saquean los vagones.

Se suben, nos botan balazos, han roto los vidrios y se meten para pegarnos, para robarnos”, relató un maquinista, víctima de los robos.

El 30 de octubre fue asesinado el líder huachicolero Jesús Martín, alias “El Kalimba”, cuando buscaba borrarse las huellas dactilares con una cirugía.

Ninguno de los casos de periodistas, comunicadores y activistas de Derechos Humanos asesinados en 2017 está completamente resuelto.

Los alcaldes y exalcaldes también fueron blanco de los delincuentes.

La violencia en las cárceles fue recurrente, ya sea por fugas como la del penal de Culiacán en abril, por  motines como el del penal de Acapulco, que dejó 28 muertos, o por el uso de la fuerza letal y la tardanza de las autoridades para controlar una disputa entre internos como en Cadereyta.

Además de extorsiones y torturas como las cometidas a internos del penal Neza bordo, en el Estado de México.

En la Ciudad de México, donde las autoridades sostienen que no operan grupos del crimen organizado, un operativo de la Marina terminó con la muerte del líder del cártel de Tláhuac, Felipe de Jesús Pérez, alias “El Ojos”.

El operativo provocó que por primera vez, la Ciudad de México viviera narcobloqueos. También fue la primera vez en que el sepelio de un presunto criminal reunía a cientos de personas y fue vigilado por al menos mil policías.

Con información de Cecilia Reynoso

LHE