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ENTRETENIMIENTO Y ESPECTáCULOS

Los inicios de Alfonso Cuarón: de abandonar la escuela y vivir en un coche a su primera película

Si la mejor obra de un artista es la visión estética de su propia vida, Alfonso Cuarón le ha sacado mucho provecho a su pasado. Por ejemplo, mucho se ha escrito sobre Roma como una imagen semi-autobiográfica de la infancia del director mexicano. Nacido en 1961, sabemos que vivió buena parte de su niñez en la Ciudad de México. Incluso nos comparte su domicilio: la calle Tepeji de la Colonia Roma (mas no el número, ya que su casa verdadera se encontraba en frente del inmueble que sirvió de ambiente para su filme más reciente). También sabemos que su ‘nana’ jugó un papel importante en su vida; tanto así que ella figura no solo en una, sino en dos de sus películas.

En una entrevista con la crítica de cine Fernanda Solórzano, Cuarón nos cuenta que Liboria Rodríguez -quien fuera la mujer que lo cuidó de niño- aparece en su película de 2001, Y Tu Mamá También. ‘Libo’ sale como Leodegaria, la ‘nana’ del personaje que interpreta Diego Luna, la misma que le trae un plato de quesadillas y sube las escaleras para contestar el teléfono. A través de la retrospectiva que brinda el cine, Cuarón se burla de sí mismo como este joven de clase media que muy poca conciencia tenía de la vida de su ‘nana’. Durante el viaje en carretera, el personaje de Luna se percata con melancolía que nunca había visitado el pueblo natal de Leodegaria.

Por supuesto, ninguno de los niños en Roma es Cuarón. Los personajes retratados en la película radican más bien en la ficción, a pesar de las pistas que el director nos quiso arrojar sobre su infancia. Por lo que se ha escrito de su biografía, sabemos que el entorno social de su juventud estuvo poblado por gente de alto nivel intelectual: sus padres eran investigadores-científicos, sus amigos eran artistas, o mejor dicho, chavos que aspiraban a ser grandes escritores, poetas o cineastas. El joven Cuarón creyó encontrar su vocación en la filosofía, pero luego de un año abandonó la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM para dedicar su tiempo de estudio a una pasión que había cultivado desde los 12 años, cuando sus padres le regalaron una cámara Pentax en su cumpleaños: el cine.

Desafortunadamente, como estudiante de cine Cuarón tampoco tuvo la mejor de las trayectorias académicas. El futuro ganador del Óscar conoció en el CUEC a Luis Estrada (director de El infierno), Carlos Marcovich y Emmanuel Lubezki. De acuerdo a Fernando Cámara, profesor del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, Cuarón y sus amigos hicieron un cortometraje que causó bastante polémica cuando fue proyectado en un festival de cine de La Habana. ¿El motivo? Estaba en inglés. “‘A qué han llegado los mexicanos que filman en inglés. Están colonizados al máximo”, recuerda Cámara las críticas de los cubanos escandalizados.

Cuarón nunca terminó sus estudios en el CUEC y sus años de juventud fueron un tanto ajetreados. Y Tu Mamá También nos ofreció un pequeño vistazo a esa vida caótica, viviendo en una “mini-comuna” con diez jóvenes en la delegación Coyoacán. Durante un tiempo estuvo instalado en una casa que le prestó el poeta Aurelio Asiain mientras éste vivía en el extranjero. De manera amistosa, Asiain acusó a su amigo de transformar su hogar en un centro de fiestas “tumultuosas e interminables”. Y fue este mismo escritor quien le presentó a Cuarón a su primera esposa, Mariana Elizondo, hija del escritor Salvador Elizondo y, al poco tiempo, madre de Jonás Cuarón.

Era un chico “tímido, que no se integraba mucho”, dijo Mariana Elizondo sobre este hombre que pasaba sus tardes enteras en las funciones de permanencia voluntaria. “Conocer a Alfonso era mi chance de volver a conectar con la tierra”. Luego de conocer a Alfonso, para Mariana fue imposible regresar a su residencia en París, donde estudiaba música. A los 20 años tuvo a Jonás, el mismo que treinta años después escribiría el guión de Gravedad. Ante la imposibilidad de mantener a una familia como artista, Cuarón ingresó a la burocracia del Museo Nacional. A los pocos días se percató que un empleo de oficina no era lo suyo.

Carlos Cuarón, Guillermo del Toro, Alfonso (Photo by Matt Carr/Getty Images)

Alfonso Cuarón tenía 21 años cuando comenzó a tocar puertas para trabajar en proyectos cinematográficos. Le insistió a varios amigos y conocidos para que vean sus proyectos experimentales (“¿De qué se trata, mamón? ¿Cine alemán o qué?” le reprochó José Luis García Agraz sobre un corto de tortugas), así como para obtener puestos, ya sea como asistente de director en producciones extranjeras filmadas en México, o en proyectos por encargo del gobierno federal y Televisa (fue gracias a su trabajo en la serie de suspenso, La hora marcada, que Cuarón conoció a Guillermo del Toro). Pero la ambición de Cuarón lo empujó a seguir buscando la manera rodar sus propios proyectos.

Esa oportunidad por fin se materializó a inicios de los 90, con un guion de su hermano, Carlos Cuarón. Se trató de Solo con tu pareja, una comedia protagonizada por Daniel Giménez Cacho que fue bien recibida en el Festival de Toronto. Cuando regresaron de Canadá, los hermanos Cuarón hicieron una escala en Los Angeles, pero ya no volvieron a México. “Alfonso había quemado las naves. Se había peleado con la gente del IMCINE,” dijo Carlos sobre los motivos que obligaron a Alfonso a migrar a Estados Unidos. Aunque al principio no la tuvo nada fácil.

“Recuerdo esa época. Vivió en un coche. Los viáticos que teníamos en las películas se los mandábamos a él,” dijo García Agraz sobre las recaudaciones de caridad que le enviaban a su amigo en el extranjero. “Vivían en un pinche cuartucho inmundo con una tele de 14 pulgadas blanco y negro y un coche que no servía de nada. A Alfonso le mandaban guiones para que diera su opinión y le pagaban 100 dólares y con eso iban al súper y compraban cualquier cosa”, dijo Cámara. Muchos años antes de dirigir un capítulo en la saga de Harry Potter, Cuarón tuvo que “pagar sus cuotas” dirigiendo videos musicales para raperos y episodios para series de televisión. En otras palabras, todo lo que cayera ante su puerta, para poder pagar las cuentas.

Quizás el hombre que lo salvó de las trampas del Sueño Americano fue otro compatriota, Luis Mandoki: “Me acuerdo cuando a veces se quedaba en mi casa. Éramos como mojados que nos apoyábamos mutuamente. Le prestaba mi casa y mi coche. Era muy padre tener un amigo allá porque Los Ángeles puede ser muy solitario.” Mandoki lo puso en contacto con su agente Steve Rabinov y la actriz Anne Bancroft. Estos fueron los primeros en respaldar al joven director mexicano, firmando un contrato con Warner Bros. A mediados de los 90 se topó con el que sería el guion de su primer proyecto hollywoodense: La princesita.

Con información de El País.