Armando Colunga, residente de San Antonio, Texas, vio en las noticias el pasado martes por la noche que la Patrulla Fronteriza había descubierto a 54 migrantes indocumentados en un tráiler y decidió llevarles de comer.
Los inmigrantes estaban detenidos, sentados en el suelo, esperando que las autoridades los transportaran para procesarlos. Según la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, al menos 30 de los inmigrantes son mexicanos.
El señor Colunga, al enterarse de la noticia, pensó que debía hacer algo. Subió a su camioneta, condujo por la ciudad y, al ver una pizzería cercana, compró siete pizzas.
En entrevista para CNN, Colunga explicó que se preguntaba “¿Cuánto tiempo habrán pasado allí?”. Los hombres, que habían sido detenidos, recibieron agua de parte de las autoridades, pero no les dieron ningún alimento.
El texano estaba preocupado, porque no creyó que las autoridades le permitirían acercarse con las pizzas. Para su sorpresa, los policías le recibieron las pizzas y se las entregaron a un bombero, quien las distribuyó entre los hombres.
Colunga dijo:
“Me sentí un poco mal porque no pensé si eso sería suficiente [las siete pizzas]”
Y añadió:
“No, no tenía que hacerlo, pero ellos son mi gente”
Y luego explicó que él tenía ascendencia mexicana y que simpatiza con la lucha de los latinos para inmigrar. Aunque asegura que hubiera hecho lo mismo sin importar si los inmigrantes hubieran sido mexicanos o de otro país, etnia o raza:
“Si fueran negros, africanos o blancos procedentes de Londres… habría hecho lo mismo. No se trata de raza”
Aunque nunca supo los nombres de las autoridades que lo ayudaron a entregar sus pizzas, Colunga les agradeció públicamente su acción.
Un comunicado de la Cancillería mexicana informa que personal del Consulado General de México en San Antonio, Texas, se trasladó al centro de detención para ofrecer asistencia y protección consular a los mexicanos detenidos. Uno de los mexicanos fue trasladado a un hospital por tener lesiones menores.
