Inicio  /  Historias
CRIMEN Y SEGURIDAD

“Ahí es donde mataba a la gente”: Testigo describe ‘casa de la muerte’ del ‘Chapo’

En medio de la atención captada por las revelaciones de Vicente Zambada Niebla y las cartas de Emma Coronel leídas en voz alta, el inquietante testimonio de un testigo en el caso del ‘Chapo’ pasó un poco desapercibido. Se trata de Édgar Galván, un viejo soldado raso en la jerarquía del Cártel de Sinaloa, que no obstante, tuvo mucho que decir sobre su funcionamiento en las trincheras.

La desafortunada historia del señor Galván en la organización más poderosa del narcotráfico comenzó en 2003, cuando recién se había divorciado en El Paso, Texas. Para pasar el tiempo y divertirse, Galván hacía lo mismo que muchos otros residentes de El Paso: cruzar la frontera y darse una vuelta por los clubs nocturnos de Ciudad Juárez.

Fue una noche de estas que el señor Galván conoció a Antonio Marrufo, un sicario del Cártel de Sinaloa mejor conocido como ‘Jaguar’. El señor Marrufo era una figura imponente en la plaza de Juárez, encargado de erradicar a los rivales del cártel, en particular a los miembros de La Línea, organización delictiva financiada por un antiguo aliado, Vicente Carrillo Fuentes.

A los cuatro años de conocer al ‘Jaguar’, el señor Galván se vio trabajando para este hombre, infame por la violencia de sus métodos. Como nuevo integrante del cártel, Galván se encargaba de recibir envíos de droga en casas de seguridad ubicadas en El Paso, así como apoyar en el tráfico de armas al otro lado de la frontera (en su testimonio, ‘el Vicentillo’ Zambada dijo que 99% de las armas del Cártel de Sinaloa venían de Estados Unidos).

Aunque el señor Galván nunca conoció en persona a Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán, tenía la confianza del ‘Jaguar’ Marrufo. Un día, el sicario lo llevó a una casa de seguridad en Ciudad Juárez, o mejor dicho, una ‘casa de la muerte’: “Ahí es donde mataba a la gente”, dijo ante el jurado en Nueva York.

El señor Galván describió la casa como un lugar con un piso con baldosas blancas, ligeramente inclinado para que toda la sangre fuera a dar a una coladera. “Estaba diseñado especialmente para torturar y matar a sus enemigos. […] En esa casa nadie sale. No sale ruido.”

En su testimonio, el señor Galván dijo que pudo realizar cuatro o cinco envíos de armamento con éxito, pero fue detenido luego de que una de sus casas de seguridad en El Paso fuera descubierta por las autoridades estadounidenses. Esto ocurrió el 13 de enero de 2010 y esto desembocó en su salida del negocio del narcotráfico. En la actualidad, Galván cumple una condena de 24 años de prisión.

Con información del New York Times.